La noche del pasado sábado, en
"La sexta noche" del canal de televisión "La sexta" debe considerarse
un hito en esta democracia de mentira. Nadie hasta ahora había expuesto de
esta manera negro sobre blanco la materia. Oír decir a un juez que
en la justicia española existen miembros que son antisistema dentro del
sistema; que la justicia lamina con una severidad manifiesta a los
ciudadanos y ciudadanas comunes, y condesciende, cuando no les ampara, a
los poderosos, es una proclama institucional de gran calado al provenir
de un juez de tanto prestigio académico. Destacar como una estrategia
muy calculada que los medios ponen el foco sobre la gravedad de algo
accesorio como es el "caso Bárcenas" respecto a lo gravísimo que es el
expolio impune de las Cajas de Ahorro a cargo de personajes que se han
retirado con jubilaciones millonarias, es otra denuncia pública en un
plató que hace mucho tiempo los ciudadanos y ciudadanas de bien
esperábamos oír. Su señoría, en este sentido, lo bordó.
Porque,
en efecto, este país no ha cerrado nunca tras la guerra civil la
profunda división entre vencedores y vencidos. La ley de Amnistía y la
Transición han sido una burla desde la promulgación de la primera y la
declaración oficiosa del fin de la segunda. Aparte una Constitución
fabricada a su medida, los apellidos de siempre, los burgueses de
siempre, los títulos nobiliarios de siempre logrados por antepasados por
su capacidad para la carnicería; la prepotencia, la insolencia y el
predominio de castas, clanes, familias enteras y de la iglesia católica a
través de la conferencia episcopal, son hechos ostensibles que
determinan una manera de hacer política, a favor de las respectivas
minorías, en educación, en sanidad y en empleo. Incluso los gobiernos del
"otro" bando, acaban haciéndose cómplices de los dueños de este país,
por debilidad o por omisión. Todo lo cual demuestran urbi et orbe que
España no vive realmente en democracia, y por este camino es de temer
que nunca la vivirá.
El
juez Elpidio José Silva es un valiente. Y para enfrentarse a esta
caterva de facinerosos que nos gobiernan desde la política, desde las
finanzas, desde la empresa y desde la justicia lo que hace falta son
muchos valientes como él. Pues la inmensa mayoría de los tertulianos,
opinadores y periodistas en radios y televisiones, aun los más a la
izquierda y más voluntariosos, no hacen más que dar vueltas y más
vueltas a los mismos razonamientos pero sin apartarse nunca de los
discursos reiterativos de turno, que retumban como si fuesen empleados
para que todo siga igual. La gente de bien espera cada día que acaben de
una vez esa esgrima de salón con la punta del florete embolada, y pasen
a las estocadas de verdad como las que el juez Silva dio la noche
del sábado.
DdA, X/2.511
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