Ana Cuevas
Estos
tíos de la patronal son unos cachondos. Cada vez que abren la boca,
sube la edad de jubilación. Ahora dicen que no deberíamos hacerlo antes
de los 70. Al mes que viene, o a primeros de año, sugerirán que no lo
hagamos antes de los 75 o los 80. O mejor aún, que seamos considerados y
muramos cotizando como manda el catecismo del perfecto esclavo neocon.
A
una le da por pensar y comparar situaciones. 70 años de edad y 40
cotizados para poder jubilarse, ¿se trata de algún tipo de doctrina
Parot que atañe exclusivamente a la clase trabajadora? ¿Cuáles y cuán
graves son nuestros crímenes para que ningún tribunal internacional nos
conceda un poco de justicia? Gordos deben de ser. Porque la cadena que
pretenden que arrastremos empieza a extenderse hacia la perpetuidad.
Cadena perpetua para el proletariado. Pero eso sí, con despido libre
como guinda de excitante sadismo añadido al hermoso pastel. Sería el
orgasmo perfecto para nuestra carroñera patronal. Lo que persiguen con
encono desde mucho antes de la crisis y que ahora, amparándose en ella,
pueden acariciar con las yemas de los dedos: la esclavitud en estado
salvaje.
Personalmente, siento la presión de la gruesa cadena alrededor
de mi cuello. Y me dan ganas de ahogarme aunque solo sea para
"chingarles" el plan. A mi enferma cabecita vienen imágenes similares a
las de esa genial película de los Monty Python, La vida de Brian. Antes
eutanasiarme ante la sanguinaria CEOE que aceptar su perpetua. Como el
escuadrón suicida pero en comandos colectivos de clase obrera. Si
escogiéramos muerte, ¿quién trabajaría entonces?, ¿los ricos?
El plan
es imperfecto, lo reconozco, tiene lagunas. Aunque un efecto similar
(sin tener recurrir a la autoinmolación masiva de trabajadores) se
podría conseguir con una huelga general indefinida que hiciera salir a
los patronos de su éxtasis afrodisíaco. Motivos tenemos de sobra. Lo que
nos falta averiguar es si tenemos agallas para mandar al cuerno las
cadenas que estos esclavistas engrasan para todos nosotros y para
nuestros hijos. Básicamente, decidir si queremos ser carne de yugo o
mujeres y hombres libres. Así de sencillo.
DdA, X/2.519
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