
Lazarillo
Hace unos días, en el programa de Ana Pastor El Objetivo, que se emite los domingos en La Sexta, se dio a conocer que el número de asesores en España se cifra en 20.000, que nos cuestan 850 millones de euros. Estos cargos de libre designación, elegidos a dedo por los políticos, bien pueden atenerse a la cualifiación de los seleccionados o al mero trato de favor dispensado por quienes los contratan. Lo cierto es que el Gobierno tiene a su disposición con ese fin una cifra de 630 asesores y que solo el Ministerio de la Presidencia cuenta con 267, de los que 245 coresponden al Presidente del Gobierno, por lo que cabe esperar que lo asesoren hasta para mantener ese peculiar contraste entre cabellera y barba que caracateriza a don Mariano. El año pasado se daba el caso de que en la Comunidad de Asturias había más asesores que diputados, 47 por 44. En el aludido programa también se informaba de la muy poca transparencia que se daba en nuestro país para conocer cifras al respecto, tanto en las comunidades autónomas como en los ayuntamientos y diputaciones. Pues bien, el escritor Antonio Gala ha tenido a gala incorporar ese asesoramiento por encima de nuestras posibilidades entre las putadas que dan sentido a esta expresión en España:
"Putada es comparar la jubilación de un diputado o diputada con la de una viuda.
Putada es que un ciudadano tenga que cotizar 35
años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con
tres o con seis según el caso y que los miembros del gobierno para
cobrar la pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo.
Putada es que los diputados sean los únicos trabajadores (?) de este
país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del ISR.
Putada es colocar en la administración a miles de asesores (léase
amigotes con sueldo) que ya desearían para sí los técnicos mejor
cualificados.
Putada es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos,
aprobados por los mismos políticos que viven de ellos.
Putada es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de
capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural).
Putada es el costo que representa para los ciudadanos, sus comidas,
coches oficiales, chóferes, viajes (siempre en gran clase) y tarjetas de
crédito por doquier.
Putada es que sus señorías tengan casi cinco meses de vacaciones al año
(48 días en Navidad-enero, más 17 en Semana Santa -a pesar de que muchos
de ellos se declaran laicos- más 82 días en verano).
Putada es que sus señorías, cuando cesan en el cargo, tengan un colchón
del 80% del sueldo durante 18 meses.
Putada es que ex ministros, ex secretarios de estado y altos cargos de
la política, cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que
pueden legalmente percibir dos salarios del erario público.
Putada es que se utilice a los medios de comunicación para transmitir a
la sociedad que los funcionarios los únicos que representan un costo
para el bolsillo de los ciudadanos..
DdA, X/2.519
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