Oir a Montoro, a Cospedal, a
Floriano, a Fátima o a Rajoy nos sitúa en un mundo de fantasía oscura,
un espacio irreal que choca bruscamente con el sentir y el sentido común más comunes...No llevan ni dos años
detentando (que no ostentado) el poder, y jamás, ni en éste ni en ningún
otro país del mundo habíamos asistido a semejante espectáculo de
mentiras, de falsedades y de perversión del lenguaje.
Sobre todo, nunca
habíamos oído tanto disparate salido de la boca de un político o de un
gobernante. No saber qué se trae uno entre manos, ignorar de qué se
trata cuando se tiene el gobernalle de una nación; tener por objetivo
principal el enriquecimiento personal y el de los más allegados, carecer
de escrúpulos y de inteligencia comprensiva del deber de procurar que
todos los ciudadanos sean felices... lleva consigo perder absolutamente
el norte y la cabeza.
Saber
que nuestro presente y nuestro futuro dependen de un puñado de
descerebrados mueve a carcajadas, si no fuera porque está en juego el
destino de millones de ciudadanas y ciudadanos que viven en el umbral de
la pobreza o de lleno en la miseria.
Decía
Voltaire que la libertad de todo un purblo no vale ni una sola gota de
sangre humana. Pues bien, la miseria de un sólo ser humano en un país
que se postula del primer mundo, en pleno siglo XXI, provocada o
inducida por los gobernantes españoles de la actualidad presenta a este elenco como los
personajes más espantosamente ridículos del milenio, y a su inteligencia
como la del más alto nivel de incompetencia jamás contado.
DdA, X/2.508
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