Félix Población
Me importa una mierda, de verdad, lo que diga o haya dicho Mariano Rajoy en la sexasegésimo octava asamblea general de ONU. Es un tipo que miente a su pueblo. Ayer ha dicho, por ejemplo, que ya se atisba la luz al final del túnel y hoy hemos sabido que la tortilla de patata, el plato más barato del mercado, ha subido un 25 por ciento por el incremento en un 40 por ciento del precio de la patata. Mariano el plasmático es un jefe de gobierno impresentable al que tenemos que soportar porque una mayoría de españoles no soportó las mentiras del anterior jefe de gobierno. Aquí vamos de mentiroso en mentiroso y tiro porque me toca. Desconozco a qué puede conducir esta sucesión de engañadores en la cúpula de la administración del país, pero el hartazgo de quienes los aguantan siempre tiene un límite y no debería rebasarse. A menos que el país se quede en silencio y muera, harto de los gérmenes que lo infectan, acaso más virulentos que los que afectan a la cadera del rey. Soportar un discurso de Rajoy en la ONU con lo que los ciudadanos llevamos encima puede ser torturante.
Sin embargo, ya ven, allí en la ONU también se dicen palabras llenas de razón y sensibilidad, aunque de ello no tengamos noticia en los telediarios. Pepe, por ejemplo, el presidente de Uruguay, que vive con mil euros al mes (los otros nueve mil los dedica a ayudar a sus conciudadanos) y desistió de residir en la confortable residencia oficial porque se siente más cómodo con su conciencia en su modesta vivienda de toda la vida, dijo el pasado martes ante el mundo que ni las transnacionales ni mucho menos
los poderes financieros deberían gobernarlo, por lo que instó a
la comunidad internacional a movilizar las grandes economías para
ayudar a levantar a los más pobres. Pepe, en la ONU, dijo que el mundo necesita
menos organismos mundiales, que organizan foros y conferencias, que en
muchos de los casos no dan ningún resultado ni recogen soluciones. Abogó por un planeta en el que la ciencia sea utilizada con sabiduría. Hemos sacrificado los viejos
dioses inmateriales y ocupamos el templo con el Dios mercado. Nos
organiza y hasta nos financia cuotas de felicidad. Parece que hemos
nacido solo para consumir y consumir, señaló el jefe de Estado
uruguayo.
Es posible un mundo con una
humanidad mejor, pero tal vez la primera tarea sea salvar la vida, dijo
el presidente Mujica al fustigar los conflictos que se han presentado
en algunos países, tales como el bloqueo a Cuba, la deuda social, el
espionaje y el colonialismo. Pepe indicó que
el debilitamiento de la política ha hecho que el mundo sea incapaz de
crear regulación a la globalización. Continuará la guerra hasta que la
naturaleza nos llame y haga inviable nuestra civilización. Resaltó que lo que algunos llaman
la crisis del planeta es consecuencia de la crisis avasallante de la
civilización humana. Enfatizó que la población se cuadriplicó y el
Producto Interno Bruto creció 20 veces en el último siglo.
Consideró que no somos iguales
en este mundo, donde hay màs fuertes y más débiles, por lo que afirmó
que vivimos es una democracia planetaria herida y cercenada. La ONU languidece, se burocratiza por falta de poder y autonomía, de
reconocimiento hacia el mundo más dèbil, que constituye la mayorìa
aplastante del planeta. Es
necesario crear estabilidad en el planeta, enfatizó José Mújica. Finalizó su discurso acotando que
para que todos los sueños sean posibles es necesario gobernarnos a
nosotros mismos o sucumbiremos, porque no somos capaces de estar a la
altura de la civilización que en los hechos fuimos desarrollando.
Después de esto, escuchar a Rajoy suena más a mentira que nunca. Tipos como él son los que hacen posible esta democracia planetaria herida y cercenada.
DdA, X/2.495
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