Lazarillo
De los periódicos
duraderos que surgieron en la ciudad de Gijón a finales del siglo XIX, entre
los cuales destacaron El Noroeste y La Prensa, ninguno sobrevivió
más allá de la Guerra Civil, aunque lo propio sería decir que ninguno sobrevivió al franquismo salvo El Comercio, que se acomodó al régimen y compartió durante muchos años con el diario Voluntad -adscrito a Prensa del Movimiento- la historia de la actualidad gijonesa. El Comercio nació el 2 de septiembre de
1878, por lo que acaba de cumplir 135 años. Gijón tenía entonces 35.000 habitantes y es probable que ninguno sospechase por esas distantes fechas que ese rotativo se seguría publicando en el año en curso, siendo en la actualidad el quinto rotativo más antiguo de España, tras Faro de Vigo (1853), El Norte de Castilla (1854), Las Provincias (1866) y Diario de Cádiz (1867). La cabecera del periódico proviene del nombre de la imprenta donde se empezó a editar, La Comercial, que era la misma que publicaba El Productor Asturiano, un diario que dejó de aparecer el mismo año en que salió a la calle El Comercio. José Sierra, el regente de esa imprenta, ubicada en la calle Uría, fue al mismo tiempo el primer director del nuevo diario. Según recoge Sergio Sánchez Collantes en la nota que ayer publicó el rotativo con motivo de sus 135 años de vida, el primer editorial publicado lo escribió sin firma Gumersindo de Azcárate, intelectual vinculado a la Institución Libre de Enseñanza y que solía visitar frecuentemente Gijón por la amistad que sostenía con los promotores del periódico. A finales del siglo XX, en plena era de la globalización y
la concentración empresarial, el Grupo Correo devino el principal
accionista del histórico diario gijonés. Hoy el periódico
forma parte de Vocento, desde que el Grupo Correo se fusionó con Prensa
Española en 2001. En la actualidad, solo un diario compite con El Comercio en la prensa regional, La Nueva España.
Hecha esta introducción, que viene a cuento por lo que el periódico gijonés representa en la memoria vocacional de este Lazarillo -lector desde guaje de sus páginas-, creo conveniente resaltar parte de la entrevista que Ana Salas hizo a Gerardo Iglesías y que se ha publicado recientemente en el citado diario, bajo un título similar al que encabeza este post, con motivo de la exposición que Iglesias ha promovido y hoy se inaugura en Oviedo sobre los gerrilleros antifranquistas (1937-1952). (Aprovecho la ocasión para felicitar, en el día en que cumple 98 años, a Felipe Matarranz González, el guerrillero asturiano residente en la localidad de Colombres). Como es sabido, Gerardo Iglesias (La Cerezal, Mieres, 1945) fue secretario
general del Partido Comunista y fundó Izquierda Unida. Militante
comunista desde los 15 años, renunció a sus cargos en 1988. Guardó
silencio durante más de 20 año y discretamente volvió a la vida pública
el año pasado con la presentación de su libro "Por qué estorba la
memoria:
"-¿Cómo surge la exposición?
-Se inscribe en el marco de lo conocido como la lucha por
la recuperación de la memoria histórica que yo prefiero llamar
recuperación de la memoria democrática. Es la continuación del libro
'Por qué estorba la memoria'. Se trata de reivindicar, no solo justicia
para las víctimas de la dictadura que han sido completamente ignoradas,
sino que se acabe de una vez con la impunidad de todo lo que esta
representó.
-¿La memoria histórica no se ha recuperado con la ley?
-Fue un parche que no sirvió para nada. Hasta el punto de
que ahora el gobierno dice que no la va aplicar respecto al Valle de los
Caídos. Planteaba algo bastante lamentable: convertirlo en una especie
de museo de homenaje a los muertos de los dos bandos. Me parece
inaceptable al equiparar verdugos y víctimas. Dice el PP que es una
forma de reabrir heridas. Pero es que las heridas no están cerradas y no
se podrán cerrar mientras desde las cunetas y las fosas comunes nos
sigan gritando justicia. ¿A quién molesta que hablemos de las víctimas
de la dictadura? Molestará a los franquistas, a los herederos del
franquismo, no a los demócratas.
-¿Pretende dar a conocer esa parte de la historia con su exposición?
-Tenemos dos figuras en Asturias, Cristino García Granda y
José Vitini Flórez, que son reconocidos en Francia como héroes
nacionales, con innumerables calles con sus nombres, y que aquí son
completamente desconocidos. En sus expedientes son forajidos o
bandoleros. Es que ni siquiera, aunque parezca increíble, las
instituciones del Estado han hecho una condena explícita del golpe
militar del 18 de julio de 1936 ni de la propia dictadura. Es
escandaloso, pero es así.
-¿La muestra es su homenaje a los guerrilleros?
-No niego la carga afectiva, pero he escrito el libro y se
me ocurrió sacar a la luz esta colección como un aspecto de la lucha
política que se está librando hoy.
-¿Hoy?
-Creo que tiene mucha, relación aunque no sé si todo el
mundo la ve. ¿Cómo se puede explicar el grado de descomposición del
sistema político y sobre todo el grado de corrupción en este país? Hay
corrupción en muchos países pero con las proporciones que alcanza aquí,
no. Para mi, eso tiene mucho que ver con la forma en que se ha hecho la
transición. Han permanecido los mismos hábitos, las mismas personas al
frente de las mismas instituciones, de los aparatos del Estado. Era el
caldo de cultivo propicio para que ocurriera lo que está ocurriendo. El
Gil y Gil de los Ángeles de San Rafael era el mismo que el de Marbella.
Todo el entramado del franquismo permaneció con las mismas prácticas. Se
decretó impunidad y se intentó pasar página. El olvido de la memoria
democrática trae consecuencias. Esteban González Pons decía sobre estos
chicos que exhiben símbolos fascistas que no saben lo que dicen. Vamos a
creerlo. Pero es que no pueden saberlo. La historia se secuestró, no se
ha contado la verdad de lo ocurrido. Hay hechos tremendos, que no
provocan un escándalo social. Hace unos meses la delegada del Gobierno
de Cataluña, Llanos de Luna, en un acto de la Guardia Civil, rindió
homenaje a un grupo de miembros de la División Azul. Eso no ocurriría en
otro país europeo que haya sufrido el fascismo. Aquí no pasó nada. Hay
un montón de personas que provienen del antiguo régimen. Tenemos un jefe
del Estado designado por Franco y que en el año 1969 se comprometía
ante las Cortes a recoger la legitimidad nacida de julio del 36.
-Usted no olvida.
-El olvido nos ha traído donde estamos. La impunidad nos ha
traído hasta aquí. Un país donde los partidos políticos gozan de un
descrédito monumental, una desafección hacia la política y los
políticos, una corrupción generalizada en la mayoría de las
instituciones... ¿Cómo se explica si no todo eso?".
DdA, X/2.471
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