viernes, 28 de junio de 2013

HUEVAZOS A VICTORINO ALONSO


Luis Arias

Hablaba Unamuno de escritores ovíparos y vivíparos. Los primeros eran aquellos que publicaban libros largamente empollados a lo largo del tiempo. En el caso del huevazo a don Victorino, sucede algo similar, pues se trata de una indignación creciente que encontró su ocasión pintiparada en el momento en el que el empresario minero abandonaba los juzgados de Cangas 
Es inevitable preguntarse la casuística que nos llevó al actual estado de cosas. Escribí no hace mucho lo sorprendente que resultaba que, a estas alturas, haya concejos en el suroccidente asturiano en manos de este empresario leonés. Y en Cangas se sabe muy bien hasta dónde llega el poder de tan ínclito y poderoso ciudadano.
La subvención como cebo y reclamo. Tan pronto desaparecen las ayudas públicas a tan modélico personaje, la ruina la sufren los trabajadores y toda la cadena social que depende de sus sueldos. Un hombre que tiene como destino las subvenciones. Una masa social indignada y desvalida. Mientras tanto, el gobiernín socialista ni sabe ni contesta.

DdA, X/2.421

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