Ana Cuevas
Puede parecer triste pero, para salir de la idiocia borreguil, no hay
nada más eficaz que un zarpazo de esos que la vida tiene a bien
administrarnos. La vida o un gobierno neocon dispuesto a devolver a los
obreros al que consideran su nicho antropológico natural, la
semi-esclavitud. Cuando el trabajador siente en sus carnes la infame
mordida de la reforma laboral, un ataque de lucidez le arrebata la
consciencia hasta causar un dolor insoportable. Un electroshock
emocional que te reintegra a una realidad que te negabas a aceptar. Al
salir de la catatonia, se ha materializado un escenario espeluznante. La
lucha de clases vuelve a tener vigencia, casi como en el siglo
diecinueve. Y el proletariado, que se había diluido entre las amapolas
opiáceas de la sociedad de bienestar, se reconoce de nuevo en un espejo
cóncavo que le devuelve un reflejo de explotación y miseria.
Ante
semejante panorama, cada uno es cada quién y sube las escaleras como
puede. Pero puestos a escoger (como diría el amigo Joan Manuel) algunos
elegimos estar rematadamente cuerdos. Para que me entiendan, ponernos
las plumas de los indios y recuperar las trasnochadas barricadas. Con
cuarenta días de huelga a las espaldas, las limpiadoras de la sanidad
aragonesa seguimos estando rematadamente cuerdas. El bocado de la bestia
nos ha despertado del efecto adormidera. Hemos tomado consciencia,
dolorosa pero consciencia al cabo. Solo pedíamos un poco de respeto.
Pero a la patronal le bulle la sangre latiguera por las venas y no está
para delicadezas. Se lo han puesto en bandeja. Y sobre la bandeja están
nuestras estupefactas cabezas proletarias. Aunque hay cabezas cortadas
muy impertinentes que siguen lanzando airadas dentelladas. Es lo que
tiene estar cuerdo. Recuperar la cabeza justo después de ser
decapitado. Que te quita presión, te libera del miedo.
¿Contarán con
esto los autores intelectuales de la guillotina de la clase trabajadora?
Me dirijo a ustedes, señoras y señores del gobierno, ¿han valorado lo
peligroso que puede ser que, ante tanta injusticia, se nos pueda ir la
olla? ¿Que nos de por ser conscientes y nos volvamos rematadamente
locos? ¿No les da un poco de yuyu por lo menos, (ya que han demostrado
que no tienen vergüenza)?
DdA, X/2.421
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