En medio de un panorama desolador dominado por necios gobernando sin más imaginación que la precisa para hacer fortuna personal y de clan, estamos viendo cómo se deshilacha el entramado del sistema en Europa. Empezando por este país.
La
Política es una mera superestructura cambiante de lo económico
(Marx). Tan cambiante es, que en la
vieja Europa, de la política ya se ve su ocaso. Y en España, a la
incontrolada y quizá incontrolable economía de mercado se suman el despilfarro,
el latrocinio, las torpezas, las debilidades y los abusos de los dominadores
así como la proverbial malicia y estupidez de sus gobernantes. Eso es lo que
perfila aquí la amortización de la política tal como se ha venido entendiendo
hasta ayer. En el mejor de los casos, si no se produce antes un cataclismo
social en Europa, la política y los profesionales españoles deberían acabar
expulsados en España. Por no querer o no poder someter la economía
financiera, porque un gobierno conservador dilapidó el capital de las empresas
públicas del Estado en el periodo que se gestó la burbuja inmobiliaria, y por
la caducidad de todo lo aparatoso envuelto en solemnidad...
La ciudadanía se empobrece paulatinamente,
hasta estar alcanzando el estatuto del siervo. Los únicos negocios que se
mantienen son los pensados para la subsistencia: alimentación, medicamentos y
¡bares!. Todavía puede contarse el número de los desgraciados. Pero llegará el
momento que ni siquiera valdrá la pena el recuento. Aún es sólo un rumor, pero
pronto escucharemos el ¡sálvese quien pueda!
El proceso es irreversible e invasivo. España,
mejor dicho, su cuerpo social manejado por miserables, se desploma. Si alguna
vez los sindicatos tuvieron algún poder efectivo, ya pueden ir despidiéndose de
su papel institucional. Decretos y leyes iguales a decretos van arrasando lo
que se había logrado y quedaba de digno en el mundo del trabajo: a la postre,
todo vestigio de dignidad. Pese a lo que pueda decirse, tal como están las
cosas, el aire que se respira es el de una economía de guerra para grandes
mayorías que no han tenido culpa de nada;
grandes mayorías que sobrenadan mientras los provocadores del desastre
que han puesto a buen recaudo su fortuna fuera del país, contemplan el
naufragio desde enormes y lujosas balsas...
Tantos esfuerzos históricos, tanta lucha por
lograr derechos laborales, derechos fundamentales, derechos universales, derechos
y más derechos... de papel, para terminar de nuevo bajo las garras de los
mismos explotadores que han dominado a lo largo de toda su historia a este
país; instigados y reforzados en esta ocasión sus dueños, por sus conmilitones
europeos, No hay salvación. Los políticos, grandes empresarios y banqueros sin
conciencia, indiferentes a ella, son los autores de la progresiva exclusión
social de cada día más numerosos sectores de población. No podemos esperar nada
de los políticos y la política convencionales. Lo único que puede sacar al
país de este marasmo son las asociaciones cívicas y los movimientos ciudadanos.
En suma, la revolución.
DdA, X/2.403
1 comentario:
Totalmente de acuerdo; estamos gobernados por miserables y quienes tendrían que dar la batalla al lado de los ciudadanos, apenas si elevan sus voces en defensa de todos los derechos que esta derecha salvaje está laminando. Después de ver y oir la entrevista al presidente de Uruguay, Múgica, pienso la carcajada que habrá soltado algún Bárcenas, Cospedales, Mato,,,etc, que no van precisamente "ligeros de equipaje..." !
Qué desgracia de país, con tanto ladrón suelto.
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