Manuel de Cimadevilla
La Naturaleza ha dotado al Principado de Asturias de unas villas, unos puertos pesqueros y unos enclaves
privilegiados para haber desarrollado una política turística de alto
nivel. Desde que el gobierno de Pedro de Silva lanzó aquella imaginativa
campaña de “Asturias, Paraíso Natural”, los que han venido detrás en
lugar de potenciar aquella imagen la han pasado a un segundo plano con
disparatadas ocurrencias –como la del oso Yogui- que solamente han
servido para tirar dinero a un pozo sin fondo.
Cudillero es uno de esos enclaves privilegiados en los que no se ha sabido aprovechar su ubicación estratégica para que sea un ejemplo exportable de lo que es un hermoso puerto pesquero con un pueblo colgado de la montaña. Pero, salvo excepciones muy puntuales y loables actividades como la de la asociación “Amigos de Cudillero”, la hostelería no ha sabido comprender que sus instalaciones deberían de ofrecer unos servicios dignos del maravilloso entorno en el que se encuentra.
Que así es ya lo descubrieron hace siglos los pescadores que llegaron hasta aquí desde el mar Báltico y que dieron origen a la potente estirpe de los Valdés. Pescadores como eran llegaron aquí con su lengua natural de origen nórdico y, a pesar del paso de los tiempos -mientras ni en el castellano, ni en el bable no se encuentran palabras que empiecen por w, las que hay son de origen inglés- en el lenguaje tradicional de Cudillero, el pixueto –cuyo origen y significado viene del pez llamado pixín o de pix (pescado) y uetus (labor)- conserva acepciones como wabada –la hueva que pone el pez para desovar-, wichi –el cabestrante que se emplea para subir los aperos al barco-, watir –retrete- lo que deja bien a las claras el origen lingüístico del pixueto.
No llega al centenar de personas las que hablan la jerga pixueta de origen vikingo que ha sido estudiada por un pescador de Cudillero, José Luis González “El Camuño” recopilando cerca de mil novecientas palabras que fueron comunes en esta comarca histórica formada por Pravia, Soto del Barco y Muros del Nalón y que utilizaron tanto los xaldos –así llamados los aldeanos del concejo- como los vaqueiros.
Una de las costumbres más pintorescas que se remontan a muchos siglos atrás es su estandarte del curadillo que se puede ver colgado de las ventanas y los balcones para secarse al oreo cuando el viento que sopla es seco, ya que si no se estropearía con la niebla, el rocío, la lluvia y la humedad. Crucificado en una tabla tal parece un curtido de piel de cabra o algo así, pero no. Este pescado es un pequeño tiburón al que aquí se le da el nombre de gata. No es un salazón, como el bacalao, sino un pez que se lavaba con agua dulce hasta quitarle toda la sangre. De él se extraía después el aceite de su hígado que no solamente servía para freír, sino también para iluminar. Su pesca era tan abundante que hasta lo exportaban a Oviedo para iluminar. Eran tiempos de prosperidad. También utilizaban la piel de la gata como lija y en tiempos en que la potente flota pesquera no podía salir a la mar. Cuando está seco se puede golpear como si fuera el parche de un tambor. Si se quiere comer este pescado hay que guisarlo y, al carecer de sal, tiene un sabor parecido al de la cecina de cabra, aunque también es comparable al de la caza mayor. Curiosa evolución de este pescado ancestral de gran poder vitamínico. Lo que son las cosas.
Si uno quiere comer otro tipo de cosas que sean algo más que los platos turísticos mal entendidos que ofrecen los chiringuitos del puerto de Cudillero, hay que pasar del suelo hasta el cielo. Uno de los miradores naturales de esta maravilla paisajística está en Tolombreo y allí está ubicado “El Pescador” un elegante y tranquilo complejo hostelero cuyos propietarios son Saturnina Menéndez y Demetrio Valle. Va a hacer veinte años que abrieron este lugar y cerraron el restaurante con el mismo nombre que mantuvieron durante una década en Cudillero y lograr así otras perspectivas gastronómicas. Demetrio y su hijo Javier son los encargados de salir a la mar en su barca “Nueva Felicina” para abastecer a los fogones de Saturnina -donde no entra, naturalmente, pescado alguno de piscifactoría- y su hija Ana se ocupa con gran amabilidad de ser la imagen de la familia. O sea que, pescados y mariscos del Cantábrico, sin duda alguna.
Cudillero es uno de esos enclaves privilegiados en los que no se ha sabido aprovechar su ubicación estratégica para que sea un ejemplo exportable de lo que es un hermoso puerto pesquero con un pueblo colgado de la montaña. Pero, salvo excepciones muy puntuales y loables actividades como la de la asociación “Amigos de Cudillero”, la hostelería no ha sabido comprender que sus instalaciones deberían de ofrecer unos servicios dignos del maravilloso entorno en el que se encuentra.
Que así es ya lo descubrieron hace siglos los pescadores que llegaron hasta aquí desde el mar Báltico y que dieron origen a la potente estirpe de los Valdés. Pescadores como eran llegaron aquí con su lengua natural de origen nórdico y, a pesar del paso de los tiempos -mientras ni en el castellano, ni en el bable no se encuentran palabras que empiecen por w, las que hay son de origen inglés- en el lenguaje tradicional de Cudillero, el pixueto –cuyo origen y significado viene del pez llamado pixín o de pix (pescado) y uetus (labor)- conserva acepciones como wabada –la hueva que pone el pez para desovar-, wichi –el cabestrante que se emplea para subir los aperos al barco-, watir –retrete- lo que deja bien a las claras el origen lingüístico del pixueto.
No llega al centenar de personas las que hablan la jerga pixueta de origen vikingo que ha sido estudiada por un pescador de Cudillero, José Luis González “El Camuño” recopilando cerca de mil novecientas palabras que fueron comunes en esta comarca histórica formada por Pravia, Soto del Barco y Muros del Nalón y que utilizaron tanto los xaldos –así llamados los aldeanos del concejo- como los vaqueiros.
Una de las costumbres más pintorescas que se remontan a muchos siglos atrás es su estandarte del curadillo que se puede ver colgado de las ventanas y los balcones para secarse al oreo cuando el viento que sopla es seco, ya que si no se estropearía con la niebla, el rocío, la lluvia y la humedad. Crucificado en una tabla tal parece un curtido de piel de cabra o algo así, pero no. Este pescado es un pequeño tiburón al que aquí se le da el nombre de gata. No es un salazón, como el bacalao, sino un pez que se lavaba con agua dulce hasta quitarle toda la sangre. De él se extraía después el aceite de su hígado que no solamente servía para freír, sino también para iluminar. Su pesca era tan abundante que hasta lo exportaban a Oviedo para iluminar. Eran tiempos de prosperidad. También utilizaban la piel de la gata como lija y en tiempos en que la potente flota pesquera no podía salir a la mar. Cuando está seco se puede golpear como si fuera el parche de un tambor. Si se quiere comer este pescado hay que guisarlo y, al carecer de sal, tiene un sabor parecido al de la cecina de cabra, aunque también es comparable al de la caza mayor. Curiosa evolución de este pescado ancestral de gran poder vitamínico. Lo que son las cosas.
Si uno quiere comer otro tipo de cosas que sean algo más que los platos turísticos mal entendidos que ofrecen los chiringuitos del puerto de Cudillero, hay que pasar del suelo hasta el cielo. Uno de los miradores naturales de esta maravilla paisajística está en Tolombreo y allí está ubicado “El Pescador” un elegante y tranquilo complejo hostelero cuyos propietarios son Saturnina Menéndez y Demetrio Valle. Va a hacer veinte años que abrieron este lugar y cerraron el restaurante con el mismo nombre que mantuvieron durante una década en Cudillero y lograr así otras perspectivas gastronómicas. Demetrio y su hijo Javier son los encargados de salir a la mar en su barca “Nueva Felicina” para abastecer a los fogones de Saturnina -donde no entra, naturalmente, pescado alguno de piscifactoría- y su hija Ana se ocupa con gran amabilidad de ser la imagen de la familia. O sea que, pescados y mariscos del Cantábrico, sin duda alguna.
DdA, X/2.412
2 comentarios:
¿ Lengua de origen vikingo ? , ¡¡estudiada a partir de tres palabras¡¡ , ¡¡ toma Linguistica comparada ¡¡ , por cierto en Xixón se dice "guinche" al cabestrante ..Esto es linguistica fantástica , juas , juas...
Me lo habian contado y no lo podia creer ¡¡¡ El pixueto de origen vikingo¡¡¡¡ , y la gente va y se lo cree , un dialecto derivado de las lenguas romances ( latin vulgar pa mas señas) , vamos si es que a decir chorradas no nos gana nadie , yo creo que habria que avisar al Consejo Nórdico ese :http://www.norden.org/sv .. Nada que vengan y que lo estudien oigan , la portada del National Geographic ese no nos la quita nadie , juas juas , vamos es que con un cajes de botelles de sidra y un pixin en Cudillero , uno ve lo que quiera ja ja ja , ¡¡¡¡ Hasta al Nuberu¡¡¡
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