Una vez finalizado el curso en el que, desde el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, se han adoptado graves medidas que reducen las posibilidades de estudio en la Universidad de aquellos alumnos cuyas familias tienen menos medios económicos, a este Lazarillo le parece digno de ser resaltado el artículo suscrito por el profesor de instituto cuyo nombre titula este post. Si él mantiene sus esperanzas en este país gracias a los alumnos a los que se dirige, personalmente mantengo las mías en la enseñanza pública gracias a profesores como Arístides Mínguez, que me consta no es un ejemplo único en los institutos de España. Vaya para todos ellos y para los que puedan compartir en el ejercicio de su profesión los mismos criterios que expone en su escrito el profesor Mínguez mi más sincera admiración. Su entendimiento de la educación, trabajo y vocación didáctica son decisivos para el porvenir de nuestras jóvenes generaciones, tal como podrá demostrar en su día Anatolio Alonso Crespo, el alumno de la enseñanza pública madileña que ha obtenido la calificación más alta en las recientes pruebas de acceso a la Universidad en esa región:
Arístides Mínguez
Profesor de Bachillerato
La clase queda vacía. Abro las ventanas
para que se disipe el olor a humanidad. Huele a tigre en celo, como
diría mi padre, que también se curtió por más de cuarenta años en
escuelas públicas. Es lo que tiene trabajar en salas abarrotadas de
seres humanos que oscilan entre la pubertad y adolescencia, con la
revolución hormonal y psicológica que conlleva.
…………En breve, tras el recreo,
entran los de cuarto. Mi pesadilla: son treinta y seis. No me caben.
Tenemos que colocarlos en grupos de tres para que compartan dos mesas.
Es un colectivo endiablado: cinco son repetidores, tres han pasado con
todas las asignaturas pendientes de tercero de la ESO por imperativo
legal. A bastantes les importa un bledo sacarse el curso: vienen aquí
porque se lo pasan mejor que en la calle, tienen a sus colegas y
flirtean con las mozas o mozos de su edad, pero estudiar…, que estudien
otros. Total, para acabar en el paro o arrancando alcachofas como sus
padres… Los hay, en cambio, que quieren estudiar, que ven en los
estudios, en el sacrificio y disciplina que llevan implícitos, la única
salida para una vida digna. Con mucha frecuencia, sus compañeros nos
impiden dar clase con normalidad. Demasiadas interrupciones, llamadas de
atención continuas, riñas o sermones para que cambien de actitud.
Inútiles…
…………He llegado a implorarles que me
dejen hacer mi trabajo. Que respeten a sus compañeros. Que me respeten a
mí. Que tengan consideración a las horas de preparación que he tenido
que echar en casa para poder darles una clase en condiciones. Callan
cinco minutos, pero, al cabo, alguno gasta una broma estúpida y toda la
clase cacarea como en un gallinero, riendo la guasa del gallito. Tomo
asiento, derrotado, cada vez con más ganas de llorar y de someterme. Me
miro en los ojos prístinamente azules de Lidia, que se compadece de mi
impotencia. Observo a Sara, cuyo padre abandonó Marruecos con toda su
familia y se desloma en almacenes, obras o carreteras para darles
estudios a sus niñas del alma. Agacho la cabeza y embisto como un toro
hacia la pizarra. Y me fajo por esos muchachos míos que no se han
rendido como los otros, a los que aún puedo transmitirles algo de
cultura, de educación, de humanidad.
…………Me paro de vez en cuando.
Intento reenganchar a alguno de los díscolos. A veces los dioses me
conceden captar el interés de uno, aunque sea por unos fugaces
instantes. Otros, en cambio, duermen sobre los pupitres. Pero son mis
muchachos: no los puedo dejar arrumbados así como sí. Para más inri, tengo a tres
alumnos con necesidades educativas especiales (ACNEE). Esas criaturas no
son iguales que los demás. Necesitan una atención personalizada y
constante, un especialista que les saque el mayor provecho posible, no
que los dejen “tirados” en medio de una clase repleta. Por ley, un niño
ACNEE debía computar como tres alumnos “normales”: así, si se aplicara
ésta, mi clase sería de cuarenta y dos personas. Y eso, hoy por hoy, es
una ilegalidad. Pero los caciques de siempre se pasan sus propias leyes
por la entrepierna y, con los recortes, aumentan el número de alumnos
por aula y reducen el número de profesores, tanto de apoyo como los del
resto.
…………Los chupatintas, que llevan
años sin pisar un aula pública y que son alérgicos a la tiza, envían a
los inspectores, que muchas veces parecen comisarios políticos, a
apretar aún más las tornas y a seguir recortando. En mi centro pretenden
reducir el número de alumnos ACNEE, porque computan, como es lógico,
más que el resto. Mi director, que es de los pocos que no se baja los
pantalones ante el despotismo de los tecnócratas, les dice a los
inspectores que, si les parece, organizamos una peregrinación a Lourdes,
ahora que tenemos a ministros tan píos, a ver si la Virgen obra el
milagro. Y hace que los niños que tienen síndrome de Down sanen de éste,
o que recuperen la vista los dos ciegos que tenemos, o que, bebiendo
las aguas benditas, les desaparezca el autismo o el Asperger a otros. Yo también me atrevería a
sugerirles que nos repartiéramos a estas criaturas y les mandáramos a
algunos a esos colegios tan fantásticos que segregan por sexos y son tan
bien tratados por los miembros del Gobierno.
…………Me dicen que los inspectores
tienen instrucciones, aparte de seguir recortando en personal, de abrir
expediente a todos aquellos que levantemos la voz ante los desmanes que
sufrimos. Ante quienes denunciemos que se están cerrando aulas en
centros públicos, sobre todo en ciclos formativos, los estudios más
solicitados ahora mismo, a la vez que se está potenciando que ese mismo
tipo de enseñanza sea ofertada en centros privados o concertados. En los
que matricularse cuesta cuatro mil euros.
…………Así, en septiembre, las aulas
de bachillerato se llenan de jóvenes que no han podido matricularse en
un ciclo formativo público porque han reducido escandalosamente la
oferta, y que no tienen el dinero para inscribirse en esos centros
privados o concertados que están naciendo como champiñones al albur de
la nueva ola privatizadora del Partido Popular, empeñado en inflar la
burbuja académica (y sanitaria). Jóvenes que no tienen interés alguno en
estudiar bachiller, a los que han impedido con los recortes hacer el ciclo que deseaban, jóvenes que se dedican a vegetar en aulas públicas, con abulia y desesperanza.
…………Reviso, contrito, el puñado de
cuadernos y fichas por corregir. Observo que me voy a tener que quedar
sin dar tres de las lecciones programadas. Las última semanas, conforme
van aumentando las temperaturas, están más insoportables que nunca y me
resulta un empeño de gigantes poder explicar la materia y corregir con
ellos las actividades que les ayuden a asimilar lo visto en clase. Cada
vez con más frecuencia, pienso que me he equivocado en mi profesión, que
veintitrés años de experiencia no sirven de nada. Menospreciado y
humillado por una panda de gobernantes incompetentes, que me han
rebajado más del treinta por ciento de mi sueldo, para nada.
Infravalorado por unos alumnos y familias que me ven como un enemigo por
intentar hacer de ellos personas de provecho, de bien.
…………Y los (supuestos) mamones de la
Consejería y del Gobierno central, con la monserga de la austeridad
(para sanar los dispendios y derroches que han causado ellos mismos o
sus jefes) amenazan con elevar el número de alumnos a treinta y nueve en
ESO y a cuarenta y cuatro en bachillerato. ¡Hatajo de inútiles
arrogantes, que no tienen ni idea de lo que significa dar una clase en
un centro público, con un alumnado tan heterodoxo, y en condiciones de
una precariedad y hastío extremo en el funcionariado! ¡Panda de
ganapanes que se gastan casi cuatro millones de euros en pizarras
digitales (¿a qué presunto amiguito de qué presunta empresa han
presuntamente favorecido comprándole en estos tiempos de crisis estas
ingentes partidas?), después de haber dejado sin extra a sus
trabajadores, después de no haberles pagado a los centros el dinero para
mantener encendida la calefacción o el aire acondicionado, si lo
hubieren, después de haber dejado sin beca, sin comedor a centenares de
alumnos!
…………¿Cómo demonios voy a poder
hacerme yo cargo de treinta y nueve adolescentes, teniendo que
enseñarles cinco materias diferentes, para una de las cuales ni estoy
cualificado ni a la Consejería le importa un comino?
…………De repente, me viene a la
cabeza Paco. Este chaval, cuando entró con doce años al centro, era
carne de horca, un delincuente en potencia: una familia rota, demasiadas
malas influencias en la calle. Costó trabajo, mucho, enderezarlo, pero
entre todos los compañeros consiguieron encauzarlo. Se ha titulado
limpio en segundo de bachiller. Hoy estará examinándose de selectividad.
Estoy orgulloso de él: es un ejemplo de lo que una persona puede hacer
con su vida gracias a su tesón y bajo la guía de unos profesores que se
impliquen con él, más allá de lo esperado.
…………Pero me acongoja ver hundidos a
esos profesores que dieron la cara por Paco y que hicieron de él un
hombre honesto. Me entristece verlos (y verme) sin el brillo en los
ojos, sin la ilusión y vocación que se supone inherente a esta
profesión. Me desuela ver a compañeros, con mucho que dar todavía en la
enseñanza, acogerse a la jubilación anticipada porque están hartos de
que los mamarrachos del Gobierno los puteen, de que los traten como a
escoria.
…………Pienso en los cientos de
alumnos que han pasado por mis manos. En las huellas que mutuamente nos
hemos dejado. Los veo como lo que son, seres humanos en efervescencia,
llenos de sueños, proyectos e ilusiones, pero también de traumas,
complejos y problemas. Los veo como personas, no como cabezas de ganado,
tal y como los considera el nuevo Gobierno ultraliberal, que todo lo
mira con la estólida mente de un avaro con ideas mercantilistas. A estos
mercaderes tanto les da si en un aula hay treinta como cuarenta: para
ellos no son personas, son sólo cifras, gastos, no inversión en seres
humanos que hagan una España mejor que la que los últimos gobiernos de
inútiles, zascandiles e inmorales les han legado. “Gastos” que hay que
recortar.
…………Mi drama es que no puedo dejar
de ver a mis alumnos como personas. Que en ellos veo a Soufiane, al que
trajeron de Marruecos con ocho años, sin hablar ni una palabra de
español. Tiene graves carencias de base, pero con su empuje, su
voluntad, su disciplina ha llegado hasta primero de bachiller. Le va a
costar, pero en su familia le han inculcado que debe aprovechar los
recursos que el Estado pone a su disposición y ser digno de ellos con su
esfuerzo. Colabora en cuantas actividades le proponga: lo mismo baila
un rap con sus pequeñajos que se aprende un poema de Sófocles o de
Kavafis para recitarlo en una actuación. Hizo llorar a todo el auditorio
cuando, en la despedida a su profesora de Francés que lo acogió al
llegar a los doce años al centro y veló por él como una gallina por sus
polluelos, dijo, en su lengua trabada, con una inocencia e ingenuidad
digna de admiración a sus diecisiete años, todo lo que le tenía que
agradecer a esta docente. He de cortarle a veces las alas, pues, guapo y
deportista como es, se pavonea como pavo real. Pero me admira observar
cómo vela por su hermano menor, pues su padre para poco por casa, ya que
trabaja donde le sale, ora en Francia, ora en Lérida. Es el primero en
ofrecerse voluntario para hacer las tareas.
…………Me siento orgulloso de él. Como
de mis otros estudiantes magrebíes, sobre todo de mis chicas. Me siento
honrado de ser docente de Sara: adora a su progenitor, que trabaja como
un mulo en obras y almacenes para darles estudios superiores y no duda
en enfrentarse a los retrógrados de su comunidad, que lo critican por
dar una educación occidental a sus hijas. Me entristece ver llorar a
Sara porque algún cenutrio español se mete con ella por ser musulmana y
la llama terrorista. Ella, una persona de una educación y una
sensibilidad exquisita, que te da las gracias por haberla escuchado y
consolado de sus cuitas. Ella, que puede dar lecciones de buena
educación, de compromiso, de denuedo y disciplina al animal de bellota
que la llama “mora terrorista”, por muchos genes hispanos de pura cepa
que tenga aquél.
…………Pienso en Carolina, a la que no
he dado clase nada más que un año, cuando ella tenía trece. Pero, desde
entonces, sigue conmigo haciendo teatro y participando en cuantos
rodajes en defensa de las Humanidades hagamos. ¡Qué bien queda en
pantalla esa sonrisa suya! Carolina, a la que un cáncer le robó a su
padre hace tres años. Carolina, cuya madre, Manoli, una heroína anónima
de la vida pero de mayor talla moral y humana que muchos de los que
ocupan la primera plana de los diarios, me confiesa que está muy
agradecida porque su hija encontró refugio y consuelo a su dolor
(adoraba a su padre y estaba muy apegada a él) en nuestro grupo de
teatro Cervae Artifex.
…………Pienso en mis otros leones del
teatro: Cristina, Ángel, Álvaro, Abdul y Raúl. En los que puedo confiar
ciegamente, por los que estoy dispuesto a partirme la cara para
garantizarles un futuro digno a sus cualidades. Con ellos y con otros
muchachos, con mis alumnos, con mis zagales he compartido buenos y malos
momentos, dentro y fuera del aula. Les he abroncado cuando no se
esforzaban y tiraban la toalla a la primera, como si estudiar fuera
fácil y no requiriera un esfuerzo constante e ingrato, pues no se ve
compensado a corto ni medio plazo. Les he intentado hacer ver que son la
esperanza de una España mejor, que no cometan los errores que nuestros
antecesores y nosotros hayamos podido cometer. Les he insistido que de
entre ellos han de salir los notarios, los médicos, los ingenieros del
futuro.
…………Me he tenido que tragar la
rabia cuando Paco me interrumpió, como si bromeara, diciendo que ésos
están estudiando en el colegio privado de élite, donde, ¡oh, curiosidad!
, trabajaba, sin haber sido capaz de sacar una oposición, el inepto que
gobierna desde hace lustros mi castigada comunidad. Colegio que siempre
ha sido especialmente tratado y beneficiado. Paco decía que ellos, los
que estudiaban en nuestros colegios e institutos públicos, como mucho
llegarían a ser los jardineros o butaneros de aquellos otros. Indignado,
pero viendo que, de seguir así las cosas, va a tener razón, he dicho
que luchen para ser lo que ellos quieran ser, no lo que los otros, los
que tienen padrinos y manejan el cotarro, quieren que sean.
…………Con mis zagales hemos rodado,
junto con el director Pedro Pruneda, dos vídeos en defensa de las
Humanidades, amenazadas por la barbarie ultraliberal y economicista que
defiende el infame Wert y su cabildo de meapilas faescistas. Rodamos
primero Gracias, Grecia, con el que conseguimos emocionar a la madre
Hélade y salir en varios medios nacionales e internacionales. Jamás
olvidaré las caras que ponían mis alumnos al verse en estudios de radio o
televisión, lo ilusionados que estaban, la carita de pasmo que se les
quedó al ser agasajados en la residencia oficial del embajador griego en
Madrid, como deferencia por haberle rendido tributo a Grecia. Con ellos acabamos de rodar,
con el impulso arrebatador de mi compañera Paty, un vídeo en defensa
ahora de la Filosofía, a la que también quieren mutilar. ¿Cuándo
aprenderán estos talibanes merkelianos y aznaristas que lo que España
necesita es más ética y menos religión?
…………Miro, entristecido, las aulas
que se van vaciando. Intento recordar las caras de los que se han ido a
buscar su destino fuera de estos muros. Siento nostalgia. Pero también
rabia e impotencia, porque no he podido dar todo lo que podía a las
personas que la sociedad ha puesto a mi cargo. Porque no puedo más,
porque me siento incapaz para tener más alumnos que este año y tener que
prepararme más asignaturas para las que no he sido formado. Porque
ellos tienen derecho a contar con profesores especialistas, motivados,
ilusionados y comprometidos. Porque a mi alrededor, entre
mis compañeros, sólo veo caras desoladas, derrotadas, desilusionadas.
Porque están destruyendo con los recortes la educación pública. Porque
mis alumnos, mis zagales, mis hijos sólo pueden contar con ésta para
labrarse un camino en la vida.
…………Cierro las persianas. Apago las
luces, mientras me despido de los que han sido mis muchachos. Y, ya
casi sin fe, ruego a mis dioses que me concedan las fuerzas suficientes
para seguir amando esta profesión e intentar dar lo mejor de mí a los
chicos que me encomienden en el futuro. Pero sé, para mi desgracia, que
los dioses nos han abandonado y sólo nos han dejado a los chupacirios de
Wert y Rajoy, a los tecnócratas de Merkel y Bruselas. Y ellos sólo
creen en el dios Mercado. Para ellos, mis alumnos, mis hijos, sólo son
carroña.
…………Adiós, mis muchachos; adiós,
alumnos míos. Gracias por haberme enseñado tantas cosas, gracias por
hacerme creer que, con algunos de vosotros, los bárbaros no podrán y que
España aún tiene esperanzas. Os prometo que intentaré luchar
con dientes y empellones, si falta hiciere, para que podáis elegir
vuestro rumbo en la vida y no os obliguen a emigrar de vuestra España,
ni os fuercen a ser las putas y chaperos de los millonarios que vengan a
Eurovegas, ni los lacayos de los alemanes, holandeses, nórdicos y
británicos que practican el turismo basura y tratan a los españoles (a
los mediterráneos todos) como el basurero de la Troika.
DdA, X/2.416
4 comentarios:
Joder, cuando uno se va haciendo mayor, estoy prejubilado, se va volviendo más sensible. A mi al menos me pasa. Y este artículo me ha emocionado. Con profesores como este, ojalá y hubiese miles, España cambiará.
Gracias.........
¡Cuánta razón tiene este profesor! ¡Qué pena de país! Menos mal que queda gente con ganas y empuje para que no nos pisen a todos. Gracias a este señor y a tantos como él sin nombre que defienden las semillas del conocimiento. Gracias.
Vamos hacia atrás, eso está claro. De lo que tenemos que darnos cuenta es que la forma más eficaz de ir hacia delante es la educación. Rendirse va a tener que dejar de ser una opción.
Ali, rendirse nunca es una opción. Es una dejación.
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