En
una sociedad envuelta en torbellinos de corrupción y aquejada de
pusilánimes y cobardes de la política que los han consentido, los
obispos creen contar con una mayoría católica en España. Esta es otra
modalidad de corrupción: atentar contra el buen sentido de las cosas y
negarse a ver la realidad...
Lo
que ocurre es que han pasado varios gobiernos y ninguno ha denunciado
el Concordato con la Santa Sede, ni se ha propuesto revisarlo, ni ha
dejado de inyectar millones a los clérigos católicos pese a que el
Estado es laico. Eso les hace suponer a unos y otros que el poder
eclesiástico y su maniobrar persisten (y esto es cierto), y que la
ciudadanía es tan católica como lo eran los súbditos del Franco que
mangoneaba de la mano de los arzobispos. Pero es falso. Partir de esa
premisa es otra más de las corruptelas que, con el derecho al Indulto
que se arrogan los gobiernos en virtud de una Ley de 1870 y una infame
Ley Hipotecaria, completan el carácter de papel mojado de una
Constitución que proclama derechos y libertades fundamentales
ciudadanos, pero a los que los gobiernos no hacen caso alguno. La
situación en su conjunto genera la apariencia de que este país, porque
cunden las procesiones y las romerías, es católico...
Pero
desde la dictadura, que inscribía a todo el mundo en los registros
parroquiales so pena de no poder dar un paso en la vida civil, ha
llovido mucho y en sentido contrario al nacional catolicismo. Ya lo dijo
Manuel Azaña en 1931: "Seamos personas decididas a conquistar el rango
de ciudadanos o a perecer en el empeño". "Se trata de organizar el
Estado de acuerdo con la premisa de que España ha dejado de ser
católica".
De manera que
ahora se trata de dar un paso más y, ya que es tan actual la fórmula,
crear una "Plataforma por la Apostasía" con el objeto de reunir firmas
de cuantos españoles y españolas estén dispuestos a apostatar; es decir,
a renunciar a la catolicidad. Luego se enviaría por conducto notarial
el documento a los prebostes de la religión y al gobierno para que
borrasen de los registros como ya no pertenecientes al Club Católico,
uno por uno, a todos los firmantes.
A
ver si se les van las ínfulas sobre esa imaginaria mayoría católica de
que alardean a beneficio de inventario. A ver si a la jerarquía
eclesiástica preponderante y a los políticos aliados a ella se les mete
en la cabeza, de una vez, que España no es católica.
Puntos de Página
+@Escuela y futuro: España debe liberarse de la iglesia católica, por Pedro Luis Angosto en Nueva Tribuna
DdA, X/2397
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