jueves, 23 de mayo de 2013

MEMORIA DEL PROFESOR SAMPEDRO EN CUATRO LECCIONES


José María Mella

El sentido fallecimiento de José Luis Sampedro invita a la lectura y relectura de sus obras, en este caso de las económicas. Hay cuatro grandes ideas o lecciones que, por su fuerza y actualidad, llaman poderosamente la atención: su concepción de la Economía, su teoría del desarrollo, su análisis de las crisis y su visión del futuro.
En primer lugar, su concepción de la Economía se basa en el concepto de Estructura Económica que estudia las relaciones de interdependencia (en Economía no hay aspectos aislados, sino que "todo está relacionado con todo"), permanencia (esas interdependencias son relativamente duraderas en el tiempo, aunque no inmutables), totalidad (la sociedad existe como conjunto con entidad propia, diferente de la suma de los individuos, al contrario de lo que suponen erróneamente los liberales), y cambio (proceso histórico de mutación de las estructuras por oposición dialéctica de contrarios, por ejemplo, la lucha de clases) de la realidad económica.
Realidad económica que puede analizarse desde tres dimensiones: la dimensión técnica (centrada en la competitividad, entendida por la Economía convencional dominante como diminución de los costes laborales unitarios), la dimensión social (relación de las clases y grupos sociales entre sí y con las instituciones, incluidas las relaciones de poder) y la dimensión cultural (valores, creencias, formas de vida, etc.).
El análisis dominante omite las variables sociales y culturales, institucionales y políticas, difícilmente cuantificables por la deriva matemática. Sampedro considera a la Economía convencional como una técnica. Dice que las interpretaciones de la Economía convencional pueden ser válidas, pero insuficientes; porque la Economía, como Economía Política, es una ciencia social y su objeto es el estudio de las relaciones sociales y de los asuntos ordinarios del hombre.
En segundo lugar, su teoría del desarrollo diferencia este concepto claramente del de crecimiento. El desarrollo económico es la combinación de crecimiento y cambio estructural. Entiende, además, que el sub-desarrollo no es simplemente un problema "doméstico" de los países afectados, sino el resultado de la subordinación y dependencia de éstos del sistema capitalista mundial. El desarrollo económico no es producir y consumir, sino desarrollar al hombre, a la persona humana y sus valores. Tampoco cree Sampedro que el capitalismo liberal, por el automatismo de las fuerzas del mercado y la búsqueda del beneficio, permita promover el desarrollo.
En realidad, el pensamiento de Sampedro era ajeno a la idea de que el mercado fuera sinónimo de libertad. Él mismo dice que "La libertad del sistema no está en el mercado, sino en el dinero, porque quien no tiene dinero no tiene libertad ninguna en el mercado". "La libertad de elegir la da el dinero", accediendo solamente a los bienes y servicios los que lo tienen, lo que no sólo es injusto sino también antieconómico pues se pierden "las aportaciones futuras de los talentos que quedan sin cultivar plenamente". De ahí que, entre otras razones, Sampedro entienda que el mercado no puede existir sin regulación ni tampoco sin la producción de bienes y servicios públicos, máxime en las actuales condiciones de globalización financiera en la que el poder máximo del capital escapa al control democrático de los ciudadanos.

+@El artículo sigue en Faro de Vigo
 

DdA, X/2393

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