Primero de mayo. Millones en las calles del Reino de España (cuando
la relación entre protesta y parados y entre enfado y sufrimiento sean
directamentes proporcionales, otro gallo cantará en esta demediada
democracia). Pero el Gobierno de Rajoy vuelve a la carga contra
Venezuela, esta vez en boca del verboso Margallo. Dice que quiere ir a mediar en las elecciones en el país caribeño.
¿Pero no quedamos en que ya habían reconocido, como el 100% de la
comunidad internacional -salvo los Estados Unidos de Guantánamo-, el
resultado electoral? En Venezuela celebran el Primero de mayo anunciando
subidas salariales -que siempre están por encima de la problemática
inflación en curso-. En el Reino de España, hablando de otros países.
Una de dos: o el shock del PP por los últimos resultados de empleo
-el PP que ganó las elecciones prometiendo solventar el paro- les lleva a
crear cortinas de humo cada vez más turbias y rasgadas, o el Ministro
de Asuntos Exteriores, acostumbrado a hablar con un ser inmaterial que
vive desde antes de los tiempos y creyente fiel, además, de que una
paloma preñó a una señora sin desflorarla -luego hacen chistes con el
pajarito de Maduro-, va por libre, escucha más al Opus Dei que a la
prima de riesgo y hace comentarios contrarios a los que les han exigido
algunos de sus jefes (REPSOL, BBVA, Telefónica).
En cualquier caso, otra vez el bochorno de que un jefe de otro Estado -en este caso el Presidente Nicolás Maduro- tenga que afearle a España su comportamiento injerencista.
Parece que Rajoy no ha entendido -¿o lo ha entendido perfectamente?-
que la oposición venezolana está creando un clima de golpe de Estado que
se parece demasiado al Chile de 1973 y a la situación que ya vivieron
los venezolanos en 2002.
Este martes, la oposición ha organizado una trifulca en el Parlamento
(ha impedido la sesión, han lanzado sillas, ha golpeado a diputados,
han lanzado escaleras abajo a una diputada chavista). Eso sí, pese a la evidencia de que han sido ellos los que han empezado el zafarrancho
(uno de ellos hasta se puso un casco de moto antes de que comenzara el
remolino), los medios de comunicación, otra vez, le echan la culpa al
Gobierno de Maduro. Los diputados se niegan a reconocer al Presidente
constitucional y el Presidente de la Asamblea no les deja hablar. Les
recomiendo, señores y señoras de la oposición, que en vez de repetir las
maneras propias del fascismo -qué cansados son ustedes- usen la
muletilla “por imperativo legal” mientras no sean capaces de ganar las
elecciones y cambiar la Constitución. En España, si no cumples las
reglas del juego, tampoco te dejan ser parlamentario.
Aunque lo relevante no es esa exigencia legal. Lo sustancial es que
están creando un clima propicio a una situación golpista, que no tiene
ninguna posibilidad de triunfar, pero que dificulta la tarea de
gobierno. Y es ahí donde, otra vez, el Partido Popular está colaborando.
Bien por Rajoy: incumple las promesas electorales, aumenta el paro,
reprime a universitarios y desempleados, cierra hospitales y escuelas,
degrada los servicios públicos, defiende a los bancos ladrones que le
roban a la gente la casa y el alma, recibe sobresueldos en sobres
lacrados con mierda y el sello del anillo de oro de Aznar, sostiene a
una monarquía bajo sospecha, dispara la tasa de suicidios…pero su
corazón está en la defensa de la derecha venezolana y de la amenazada
democracia Venezolana.
Llueve en el Reino de España.
DdA, X/2372
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