Hace
unos días me quedé estupefacto oyendo la radio, más que otras veces,
tengo que añadir. El caso es que se iba a celebrar un partido de
baloncesto entre el Maccabi de Tel Aviv y el Real Madrid y su entrenador
realizaba unas declaraciones en las que señalaba que la del Maccabi era
una de las canchas más temibles de Europa... ¿De Europa? En ese momento
dejé lo que estaba haciendo y me pregunté si Israel está en Europa. La radio seguía sonando y el locutor hablaba de la Euroliga de
baloncesto, en la que se enmarcaba este partido. Mi asombro dio paso a
la indignación al constatar que el estado racista de Israel, espada del
imperialismo angloamericano en Oriente Medio, se inserta con total
normalidad en un continente que no es el suyo. Algo que no sorprende a
la mayoría de la población europea.
Indagando, descubrí que la Euroliga depende de la Confederación Europea de Baloncesto (FIBA Europa) entidad integrada por 51 países, de los que 50 están geográficamente en Europa, siendo uno de ellos, Turquía, bicontinental al compartir territorio en Europa y Asia. Israel representa pues, una anomalía absoluta, ya que su situación en el mapa es Oriente Medio, indiscutiblemente situada en el continente asiático.
Indagando, descubrí que la Euroliga depende de la Confederación Europea de Baloncesto (FIBA Europa) entidad integrada por 51 países, de los que 50 están geográficamente en Europa, siendo uno de ellos, Turquía, bicontinental al compartir territorio en Europa y Asia. Israel representa pues, una anomalía absoluta, ya que su situación en el mapa es Oriente Medio, indiscutiblemente situada en el continente asiático.
En
la mayor expresión de racismo, Israel no se relaciona culturalmente con
sus vecinos, ni con Palestina, a la que mantiene bajo una criminal
ocupación, ni con los demás países del área, la mayoría de los cuales
son abiertamente hostiles a un estado que se ha forjado sobre la
expansión militar basada en criterios religiosos. No hay ningún atisbo de intención de una paz justa que dé lugar a una
buena vecindad en el espacio geográfico sobre el que se asienta el
Estado de Israel. Por eso la esquizofrenia de residir en tierra árabe
pero pensar en occidental; alma judía, mente estadounidense y cuerpo
europeo.
Mayor culpa tenemos nosotros, que permitimos la presencia en la Euroliga, en Eurovisión, en la Eurocopa, etc... de un país que practica el apartheid racista contra la población árabe dentro de sus fronteras y un estado de guerra permanente con Palestina, territorios ocupados o no. Es como si a finales del siglo XX hubiéramos admitido a los racistas de Pretoria para que se desarrollaran deportiva y culturalmente alejados de su propia población negra. Cultura occidental, robo sudafricano. Puro cinismo racista elevado a la máxima potencia.
Este desatino tiene como finalidad la normalización, algo parecido al olvido en los casos de genocidio. Si se ve normal será aceptado, si se olvida no será juzgado. Admitiendo a un estado racista en nuestros espacios culturales y deportivos damos nuestro plácet al robo de tierras, a la ocupación, a los asesinatos extrajudiciales, a la deportación, a la tortura, al uso de fósforo blanco, a los bombardeos sobre población civil, ... en definitiva, la aceptación del mal sobre otros seres humanos.
La normalización del crimen a nivel de estado es la banalización de la violencia como forma de política internacional, constituye la aceptación del horror institucionalizado. Haciéndolos nuestros iguales nos hacemos, a su vez, cómplices. Cada gol, cada canción, cada canasta, son un tanto en la impunidad de un estado, como el israelí, que ni respeta ni pretende más ley que la del más fuerte, la suya.
Mayor culpa tenemos nosotros, que permitimos la presencia en la Euroliga, en Eurovisión, en la Eurocopa, etc... de un país que practica el apartheid racista contra la población árabe dentro de sus fronteras y un estado de guerra permanente con Palestina, territorios ocupados o no. Es como si a finales del siglo XX hubiéramos admitido a los racistas de Pretoria para que se desarrollaran deportiva y culturalmente alejados de su propia población negra. Cultura occidental, robo sudafricano. Puro cinismo racista elevado a la máxima potencia.
Este desatino tiene como finalidad la normalización, algo parecido al olvido en los casos de genocidio. Si se ve normal será aceptado, si se olvida no será juzgado. Admitiendo a un estado racista en nuestros espacios culturales y deportivos damos nuestro plácet al robo de tierras, a la ocupación, a los asesinatos extrajudiciales, a la deportación, a la tortura, al uso de fósforo blanco, a los bombardeos sobre población civil, ... en definitiva, la aceptación del mal sobre otros seres humanos.
La normalización del crimen a nivel de estado es la banalización de la violencia como forma de política internacional, constituye la aceptación del horror institucionalizado. Haciéndolos nuestros iguales nos hacemos, a su vez, cómplices. Cada gol, cada canción, cada canasta, son un tanto en la impunidad de un estado, como el israelí, que ni respeta ni pretende más ley que la del más fuerte, la suya.
+@Stephen Hawking se une al boicot académico a Israel
DdA, X/2379
1 comentario:
Lo que hubiese tenido que hacer Inglaterra es dar su nación para la creación del Estado Judío, durante la primera guerra mundial le prometió Palestina-Declaración de Balfour, y en la segunda, el gobernador del banco central de Inglaterra, Montagthu Norman, guardaba las reservas de oro de Checoslovaquia, y cuando invadió Hitler Checoslovaquia, obligaron a los checoslovacos a que firmarsen una transferencia al banco de pagos internacional para usarlo Hitler y a Hjalmar Schacht, su banquero,( 23 toneladas de oro) , Noeruega al enterarse quiso cerrar el banco de Basilea, y la delegación de USA con Roosevelt también, pero al morir, su sucesor Truman, el de la bomba atómica, abrió de nuevo el banco del imperio de las deudas, que está en Suiza,
Así, que viendo siempre Israel con problemas de vecinos, ocupando territorios, y otras naciones que financian a terroristas de guerras, no es bueno callar, y no dejarnos engañar.
Gracias, por tu comentario, y ser una persona que te duele el abuso de los poderosos.
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