Emilio Silva Barrera
Emilio Silva Santín era hijo del fusilado que despertó la memoria. Su padre fue el primer desaparecido del franquismo identificado con ADN, y aquella exhumación en Priaranza del Bierzo en 2000, el pistoletazo de salida
del movimiento para la recuperación de la memoria histórica, porque al
verle recuperar de una fosa común los restos de su padre, miles de hijos
y nietos de otros fusilados quisieron hacer lo mismo.
Emilio nació el 18 de octubre de 1926 en Pereje (León). Sus padres,
Emilio y Modesta, regentaban un almacén de coloniales, La Preferida, en
Villafranca del Bierzo. Antes de casarse, su padre había pasado diez
años entre Argentina y EE UU, donde conoció la democracia y consolidó
los ideales republicanos que defendió como afiliado a Izquierda
Republicana, el partido de Manuel Azaña, del que fue interventor
electoral en varios comicios.
Tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, la comarca del
Bierzo estuvo controlada por el ejército fascista. Allí no hubo guerra,
solo represión. Silva Faba fue detenido por los falangistas. El 17 de
octubre de 1936, su hijo mayor, Emilio, fue a llevarle ropa y algo de
desayuno. En la puerta del Ayuntamiento un hombre armado le dijo con
sorna que esa noche había saltado por una ventana. En realidad, había
sido sacado del Ayuntamiento por un grupo de pistoleros y asesinado con
otros 13 hombres en un lugar desconocido para su familia.
Con diez años, cinco hermanos menores, su padre asesinado, y el
negocio familiar cerrado por las confiscaciones de falange, Emilio hijo
se convirtió en cabeza de familia. Así murió la infancia de miles de
niños, hijos de rojos, que tuvieron que salir adelante con enormes
dificultades.
Silva Santín heredó el deseo paterno de aprender y progresar. En la
Transición militó en Acción Republicana Democrática de España, siguiendo
la estela política de su progenitor. Siempre fue su objetivo encontrar
el cuerpo de su padre. En el año 2000, la familia consiguió exhumarlo
con la ayuda de un grupo de voluntarios, arqueólogos y forenses, y por
fin pudo ser enterrado dignamente junto a su esposa.
Silva Santín murió el pasado jueves y cumplió su deseo de ser
enterrado junto a sus padres, rodeado del amor de sus hijos y nietos.
Perteneció a esa generación que ha sido ejemplo de honradez, esfuerzo y
superación, que mantuvo en las familias la memoria de un país que ya
había sido democrático y logró volver a serlo.
Emilio Silva Barrera, hijo de Emilio Silva Santín, es fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Si todo hubiera sido un espejismo, si yo fuera incapaz de esta tristeza, si no desabrigara esta certeza, si un verbo me alejara de este abismo. Si todos mis recuerdos son el mismo, una nana, un abrazo, una tormenta, algo perdido y roto que se ausenta, que nunca perderá su magnetismo. El tiempo que ya fue, que me marchita, aplasta un corazón atravesado por gente que partió pero aún me habita. Intento caminar no encadenado a todo lo perdido que aún palpita por mirar sin dolor hacia el pasado.
DdA, X/2378
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