Jaime Richart
Hay varias maneras de insultar a
otra persona según el nivel social, la cultura y la "dignidad" oficial o
social del ofensor y del ofendido. Y varias de considerar la ofensa. Es
más, a partir de cierto nivel de inteligencia el insulto ofende más al
insultador que al insultado. Pues eso es lo que ocurre con ese pelotón
de articulistas y tertulianos, periodistas o no, cuya única habilidad
dialéctica o escribidora consiste en juntar frases y adjetivos
denigratorios a diestro y siniestro contra quienes se quejan o protestan
de tanto abuso. Y también asunto que concierne al gobierno, pues el
mayor insulto que un político o un gobernante puede hacer a la
ciudadanía es desdeñar o infravalorar la inteligencia de ésta con
declaraciones absurdas o políticas que implican grandes ventajas para
pocos que ocasionan graves perjuicios a muchos.
Y
varias maneras de cometer homicidio y genocidio (ya que estos
prebostes califican fácilmente de "asesinato" el aborto sin
distinciones). Pues no sólo hay crimen y genocidio en el horror de matar
a los componentes de una etnia, raza o colectividad: basta la
inasistencia dolosa a los sectores de la sociedad que precisan de
asistencia para vivir. Así es cómo este gobierno incurre en delito de
omisión del deber de socorro al ser causa de la causa en la cadena de
obligados a prestárselo a miles de ciudadanos necesitados
inexcusablemente de asistencia médica.
Los
discapacitados españoles han dejado de percibir ayuda. ¿Existe otra
manera más cruel en tiempos de paz de tratar a la ciudadanía por unos
gobernantes sólo obsesionados por enriquecer a grupos sociales concretos
-como lo están en proteger al nasciturus- que suprimir ayuda y
asistencia a los discapacitados sin recursos? Después de tanta mentira,
de tantas medias verdades, de tantas promesas incumplidas, de tanta
maniobra para privatizarlo todo y tanta incompetencia en la gobernación
para todos ¿existe otro modo más miserable de tratar a la ciudadanía
tomándola por tonta, despreciando de paso a los movimientos sociales,
diciendo que no se tiene dinero para los discapacitados y generando
millones de ciudadanas y ciudadanos cercanos o de lleno en la miseria?
¿Podrá caer tan bajo un gobierno que se dice democrático haciendo todo
esto, mientras propicia el enriquecimiento bellaco de unas cuantas
familias de la casta de los políticos, evasores, empresarios,
especuladores y sus compinches? ¿Qué respeto merece esta gente que no
provenga del temor a sus porras, sus pistolas y sus decretos?
DdA, X/2379
1 comentario:
No merecen ningún respeto; tampoco esos ciudadanos que, ante la muerte de un senegalés aquejado de tuberculosis y que no fué ingresado por no tener tarjeta sanitaria, opinan que ya está bien de "turismo sanitario" pagado con sus impuestos, y que para más "INRI"., nos traen enfermedades que ya teníamos erradicadas". Es una contestación ante mi comentario de lo injusto que me parecía e inhumano, poner el déficit por delante de la vida; una política realizada por los "cristianísimos"que defienden con manifestaciones callejeras, la vida del nasciturtus, y abandonan a los que ya han nacido sin importarles nada.Para colmo, la ministra de sanidad, creo que pertenece a la secta del Opus. Todo un síntoma.
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