Ana Cuevas
A veces creo que es un sueño. Mejor dicho, una mala pesadilla. El mundo
que conocí ha tomado forma de una piedra de molino que pulveriza
meticulosamente cualquier semilla de rebeldía que pueda atascar su
injusta maquinaria. Todo está patas arriba. La carga de la prueba está
invertida como invertida está una sociedad que salva a los delincuentes
financieros y criminaliza a sus víctimas.
Ahora es posible que servidora
sea nazi. Lo aseguran los padrastros y madrastras de esta maltratada
patria. Claro que, los nazis de los que hablan la Aguirre, la Cospe y
compañía, ya no portan esvásticas ni calcinan seres inocentes en
eficaces hornos crematorios. Ahora somos más chungos, más ladinos. Hemos
cambiado de bando y de estrategia. Camuflados de otromundistas, de
perros y yayos flautas, de familias desahuciadas, de ciudadanos y
ciudadanas solidarias, no podemos controlar el hitler que llevamos
dentro y amenazamos con hacer añicos el escaparate de una democracia de
opereta. Y encima usando armas fascistas de destrucción masiva como el
sanguinario pacifismo. Al estilo de otro famoso nazi de origen hindú
llamado Gandhi. ¡Ríanse ustedes del doctor Mengele!.
Los neonazis
españoles somos gente retorcida que participa en escraches no violentos
que, sin embargo, violentan en extremo a nuestras autistas señorías. Por
éstas y otras fechorías, del cielo nos llueven multas y alguna que otra
hostia más o menos consagrada. Y ni aún así aprendemos. ¡Se nos ocurre
cada cosa! Por ejemplo: tengo entendido que se podrá quitar la
nacionalidad a un extranjero, aunque lleve más de doce años siendo
español en los papeles, por cosas como participar en un escrache.
Llámenme nazi si quieren, pero yo propongo hacer eso exactamente con los
anti-patriotas que se ponen a España por montera mientras evaden
capitales fuera de nuestras fronteras. O con los políticos insensibles
al sufrimiento de un pueblo al que deberían servir como juraron un día.
Quitarles una nacionalidad que no merecen para confinarles en esos
humanitarios campos de internamiento que ellos mismos han creado.
Administrarles un poco de su propia medicina. Al fin y al cabo, su
crueldad es el origen de lo que denominan la nueva España nazi. Somos
posibles por ellos. Gracias al exterminio masivo de nuestros derechos
más elementales. Sin quererlo, son las musas que inspiran el movimiento
de resistencia ciudadana. Un acicate para nuestro solidario fanatismo
de enfebrecidas masas pacifistas ¡Heil Espe! Los que vamos a escrachar,
te saludan.
PUNTOS DE PÁGINA
Los españoles de bien
España se divide en dos mitades: la chusma, esos nazis filoetarras que
ladran su rencor por las esquinas, y los españoles de bien. "Nuestros
votantes dejan de comer antes de no pagar la hipoteca", dijo María
Dolores de Cospedal en una intervención para guardar (que después ha desmentido, con la misma contundencia con la que explicó el despido simulado de Luis Bárcenas). Son esa "mayoría silenciosa" que no protesta, asegura la secretaria general del PP citando a Nixon.
Es una mayoría tan callada que nunca hemos sabido de ella; en las
estadísticas no aparece. En España hay un 3% de familias que dejan de
pagar la hipoteca y también tenemos un 0% de muertos por no comer, así
que una de dos: o Cospedal miente, o ya es casualidad que absolutamente
todos los hipotecados que pagan sus deudas voten al PP; de hambre no
parecen fallecer.+@Javier Escolar
+@El desahucio de la democracia
+@El desahucio de la democracia
DdA, IX/2362
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