El accidente del Metro de Valencia, que causó 43 muertos y 47 heridos de gravedad, es el más grave de los ocurridos en ese medio de transporte en la historia de España. Tuvo lugar el 3 de julio del año 2006, fechas antes de la visita del papa Benedicto XVI a la capital levantina. La causa se cerró sin juicio y toda la responsabilidad del siniestro, a falta de una investigación cabal y minuciosa de los hechos, la tuvo el conductor del tren, que falleció en el accidente. Jordi Évole Requena quiso indagar en la memoria del suceso -casi olvidado por la ciudadanía gracias a la amnesia de algunos medios de comunicación-, y ofreció ayer en La Sexta -con un máximo de audiencia- uno de los programas más interesantes de Salvados. Muchos expertos coinciden en señalar que el accidente
fue evitable y que el maquinista no fue, ni mucho menos, el único
responsable. "Había un informe donde se especificaban los puntos negros
del metro de Valencia y no se tomó ninguna medida. El documento se
presentó meses antes del accidente. En ese punto había un bache, te
desplazaba hacia la derecha y luego te lanzaba hacia la izquierda.
Luego, la vía se fue estropeando aún más por falta de mantenimiento",
señaló en La Sexta Jorge Álvarez, maquinista del metro, quien asegura
que existía una baliza de freno automático pero que no estaba programada
para reducir la velocidad lo suficiente.
Los errores técnicos, según Álvarez, no se limitaron a eso, dado que
los cristales de los vagones se soltaron durante el accidente, algo que
nunca debió haber ocurrido. "El marco no era nada seguro. Cuando el
tren sale volando, los pasajeros que iban sentados caen sobre los
cristales, que se quitan y caen por el hueco. Aquello fue una
trituradora. Se ponía silicona de andar por casa. Si no hubiese
fallado, no habría habido tantos muertos", asegura, a la vez que
recuerda que durante el accidente desapareció el libro de averías, algo
prácticamente imposible. "Se lo tuvo que llevar alguien", afirma.
Entonces, si los fallos eran tan evidentes, ¿por qué no se depuraron
más responsabilidades? Andrés Perelló, exdiputado valenciano del PSOE
que participó en la investigación parlamentaria, denuncia
irregularidades en el proceso. "El 95% de los que comparecieron fueron
los que quiso el PP, el resto fueron vetados", asegura. "Todos decían
que era un accidente inevitable por exceso de velocidad atribuible al
conductor y que no había responsabilidad. Así salvaban a la empresa y a
sus pellejos", asegura. Perelló indica que las explicaciones que los responsables y técnicos
de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) eran como un
"sonsonete" y parecían preparadas para salvar a los responsables de la
compañía y de la Generalitat, que entonces dirigía Francisco Camps. Algo
que confirma Arturo Rocher, exjefe de seguridad de FGV, que en su
primera aparición en televisión asegura que recibieron instrucciones
sobre lo que tenían que decir en la comisión. "Me entregaron un
documento [que muestra en el programa] con 70 preguntas que nos podían
hacer y las respuestas que teníamos que dar".
Rocher recuerda que las reuniones para preparar las comparecencias
las hacían en el despacho de Marisa Gracia, ex directora gerente de FGV,
que negó tal extremo en la comisión. "El que se confundía y contestaba
mal en la comisón se llevaba una bronca impresionante de Vicente
Contreras, responsable de FVG", explica Rocher, quien recuerda que había
palabras tabú, como tragedia o baliza. Asegura que, cuando el caso se archivó, prepararon dos
comidas, una de ellas de celebración. "Había un menú abundante con
abundante vino y con anécdotas de las comparecencias, riéndose de lo que
uno había dicho, los fallos que había cometido etc. Hubo un número
importante de trabajadores que colaboraron que fueron ascendidos",
indica.
Pero las irregularidades en el proceso que ha puesto en evidencia Salvados no acaban ahí. Beatriz Garrote y Enric Chulio, de la Asociación de Víctimas del Metro de Valencia, aseguran que en los días posteriores a la tragedia las víctimas recibieron visitas en los tanatorios y en sus casas de "personal del PP", entre ellos, aseguran, la de Juan Cotino, entonces conseller de Agricultura y actual presidente de las Cortes Valencianas. "Sabían qué estudios habían hecho los hijos de la familia. En un caso había acabado ADE y decía: 'Si necesitas trabajo para lo que nos necesitas nos tienes y Cotino daba su móvil personal. Luego, preguntaban: '¿Qué pensáis hacer con la instrucción judicial?", recuerda Garrote, quien subraya que esas ayudas debían haber sido públicas. "Algunas familias que accedieron a alguna de esas ayudas se han visto presionadas para abandonar o para no participar en los actos de la asociación", asegura. Chulio agrega que una de las cláusulas para aceptar las ayudas del Gobierno regional era "no emprender acciones legales contra FGV".
Pero las irregularidades en el proceso que ha puesto en evidencia Salvados no acaban ahí. Beatriz Garrote y Enric Chulio, de la Asociación de Víctimas del Metro de Valencia, aseguran que en los días posteriores a la tragedia las víctimas recibieron visitas en los tanatorios y en sus casas de "personal del PP", entre ellos, aseguran, la de Juan Cotino, entonces conseller de Agricultura y actual presidente de las Cortes Valencianas. "Sabían qué estudios habían hecho los hijos de la familia. En un caso había acabado ADE y decía: 'Si necesitas trabajo para lo que nos necesitas nos tienes y Cotino daba su móvil personal. Luego, preguntaban: '¿Qué pensáis hacer con la instrucción judicial?", recuerda Garrote, quien subraya que esas ayudas debían haber sido públicas. "Algunas familias que accedieron a alguna de esas ayudas se han visto presionadas para abandonar o para no participar en los actos de la asociación", asegura. Chulio agrega que una de las cláusulas para aceptar las ayudas del Gobierno regional era "no emprender acciones legales contra FGV".
En su empeño por pedir explicaciones a un representante del gobierno de la Generalitat valenciana entonces, Évole consigue al término del programa ponerse en contacto con Juan Cotino a través del teléfono móvil. Su sorpresa es mayúscula cuando, después de no haber hallado respuesta, es el propio Juan Cotino quien le llama diciendo ser su hermano. Espoleado acaso por esta falacia, el periodista se presenta en una feria del vino que se celebra en Valencia y le plantea al propio Juan Cotino las correspondientes preguntas, sin que el político conservador responda a una sola de las mismas a pesar de la insistencia de Jordi Évole. El programa concluye con las lista de los nombres de quienes han mantenido la misma actitud que Cotino, entre los que figuran el presidente de la Generalitat entnoces, Francisco Camps, y la propia juez Nieves Molina.
Este Lazarillo les puede asegurar que nunca, ante actitudes como la de Juan Cotina, ha sentido tanta vergüenza e indignación. El silencio e incluso la negativa a declarar de este político valenciano y representante de la ciudadanía en aquella Comunidad, ante un suceso que costó la vida a tantas personas, es no solo una ofensa a los familiares y amigos de las víctimas, sino una sombra más a sumar a la oscuridad con que se cerró la investigación del caso. Creo que todos los ingredientes de la peor y más casposa picaresca -trampas legales, comilonas, mentiras, ascensos laborales y sobornos- se pusieron ayer en evidencia durante el programa como un capítulo más de la España corrupta que llevamos muchos años soportando en medio de una clamorosa impunidad. Esto, en unas circustancias económicas y sociales tan críticas como las que vive ahora el país, habrá dejado a la mayoría de los televidentes con el sueño envenenado.
PS.-Este Lazarillo no se puede resistir a incluir en este post unas reflexiones de Juan Cotino, extractadas de su blog, a propósito de unas reflexiones del papa Benedicto XVI acerca de religión y política. Dice Cotino: "Pero donde mejor se describen las relaciones entre religión y política puede que sea en el discurso que Benedicto XVI pronunció ante el Parlamento británico en 2010. Allí señaló que hay unas reglas éticas que son anteriores y superiores a la vida política, y que la democracia se debilita cuando se ignoran. «La reciente crisis financiera global -indicó- ha mostrado claramente la inadecuación de soluciones pragmáticas a corto plazo relativas a complejos problemas sociales y éticos. Es opinión ampliamente compartida que la falta de una base ética sólida en la actividad económica ha contribuido a agravar las dificultades que ahora están padeciendo millones de personas en todo el mundo, ya que toda decisión económica tiene consecuencias de carácter moral. Igualmente en el campo político, la dimensión ética de la política tiene consecuencias de tal alcance que ningún gobierno puede permitirse ignorar».
DdA, X/2370
3 comentarios:
Me parece oportuna la frase "gracias a la amnesia de los medios de comunicación", pues el olvido de los ciudadanos, que se comprueba en el programa, se debe en buena medida a eso. Solo esta semana, cuando se supo que Évole preparaba un programa sobre el accidente del metro de Valencia, algunos medios lo hicieron despertar.
El programa de Évole fue excelenye, a pesar de que cada minuto nos producía una nueva herida en el alma.
Juan Cotino es el paradigma del actual gobernante en esta Celtiberia (show) donde vivimos. Hemos sido democráticamente toleraantes con una secta ultra como el Opus Dei. Anteponer sus regls morales a las leyes aprobadas en y por un Parlamento es una incitación al golpe de Estado.
De los personajes pertenecientes a la secta del opus, se puede esperar cualquier cosa; son unos hipócritas, vamos a remitirnos al glorioso Trillo: este "caballerete" "trilló" a los familiares del Yak 42 (creo que así se llamaba el avión estrellado)como premio a su buen hacer, su partido le ha dado la embajada en G.Bretaña y al tal Cotino, en las Cortes valencianas.!Y tienen la desfachatez de hablar de valores éticos, esta banda de fascinerosos!.No les importa que haya muertos y dolor por medio, ellos tienen la conciencia muy tranquila, se van a su confesionario y todo se ha perdonado. Cómo es posible que siga votándoles la ciudadanía? no salgo de mi asombro.
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