Jaime Richart
Desde que la democracia se
instaló en este país -en la medida que esto sea democracia-, enseguida
empecé a desconfiar de los medios de comunicación. E
incluso a detestarlos. En primer lugar, porque al posicionarse a favor
de uno de los dos partidos únicos exclusivamente y en contra del
adversario, ignoran otras ideas y opciones en función de la razón
mayoritaria y no de la razón a secas. Y quienes amamos por encima de
todo el logos, la equidad y la justicia distributiva no podemos aceptar
fácilmente que no sean estos sino la razón práctica (siempre por norma
de parte del poder fáctico y establecido), quienes reinen y gobiernen;
razón por la cual la democracia burguesa nos parece no el menos malo de
los sistemas posibles, sino el peor por la injusticia estructural en que
se funda: concentración del poder constituido en la concentración del
dinero en pocas manos, sostenido a su vez por policías y ejércitos a su
servicio, por un lado, subsistiendo a sus expensas el resto con mayor o
menor docilidad... Y como los capitalistas son los principales enemigos
del sistema sin saberlo, lo que a nosotros nos incumbe es, no ya
contradecirles -que eso nunca ha dado resultado- sino, como en las
artes marciales, ayudarles a caer...
Por
otro lado, lo que llaman usualmente "corrientes de opinión", no son más
que la opinión que generan los medios según su poderío o influencia.
"La opinión" predominante no es si no el efecto buscado por el medio
predominante y el impacto conseguido. Y el resultado de cada sondeo sólo
depende de la penetración de "la opinión" del medio. En segundo lugar,
porque aparte de su inclinación al sensacionalismo, es muy difícil no
seguir la treta de resaltar lo irrelevante y silenciar lo grave aunque
sólo sea por interés de llevarse bien con el poder, el establecido o por
establecer. Por
ambos motivos hago a los medios responsables y culpables de la suerte
de la política, de las malandanzas de los políticos y del descalabro del
país... (Mis carpetas están plagadas de escritos críticos hacia los
medios por lo expuesto).
Pero
he de vivir y convivir con lo que toca a mi biografía. Y he de
abandonar la lucha contra los molinos de viento en espera de mejores
tiempos, pues la principal virtud del revolucionario, como dice Mao Ze
Dong, es la paciencia. Por consiguiente y mientras tanto, debo analizar
la realidad política y social desde la lógica, las formulaciones y las
contradicciones típicas decididas por el propio sistema. Por eso, de un
tiempo a esta parte y quizá por una serie de concausas que van desde la
pérdida de crédito de los círculos mediáticos desplazados por los medios
alternativos de Internet, hasta una severa merma de la venta de
ejemplares por la misma razón, los medios oficialistas principales se
han propuesto redimirse a nuestros ojos, a los ojos del pueblo.
El
periodismo es un instituto que, efectivamente, se debe a la
investigación como nominal cuarto poder. Y los rotativos de tirada
nacional que vienen dedicándose a ella, es lo mejor de toda esta última
parte de la historia de un país tan necesitado de vengar la podredumbre
que lo asfixia; podredumbre de los políticos de los dos partidos
principales, podredumbre de banqueros y directivos bancarios, y
podredumbre de los trapaceros de la monarquía.
En
todo caso resulta mucho más convincente ahora la actitud del periodismo
respecto a la marea del expolio mantenido durante al menos dos décadas,
que lo que podamos esperar de la justicia constituida por los órganos
colegiados que habrán de juzgar (o no) a estos monipodios y a esta
canalla, y que a buen seguro resolveràn con arreglo a derecho pero con
toda la contaminación política que cabe imaginar pese al riesgo
creciente de estallido social...
Yo creo que en este
país nunca se va a situar la volonté general que configura la
democracia de Montesquieu al nivel de otros países de la Europa Vieja.
Pero las posibilidades de acercarse a ellos pasan por exponer a la
vergüenza pública las lacras, engaños, estafas y rapiñas de quienes,
fingiéndose administradores sociales, son politicastros o simples
ladrones de guante blanco. Y la eficacia de esa misión depende mucho más
de la valentía de los medios que de la justicia y de las policías a su
vez controladas por el poder político y la plutocracia.
Sigan los medios
por este camino, pues la única esperanza de regeneración en este país ya
sólo puede venir de que sean ellos quienes pongan bajo los focos de la
vergüenza a los ladrones públicos y en su sitio el deseable equilibrio
de la sociedad en todos los aspectos.
Nota.- Sólo un
reproche a propósito de la formulación judicial acerca de Nóos como ente
asociativo ajeno a una ONG que sitúa a los imputados como posibles
culpables de pertenecer a una asociación ilícita para delinquir...
Prescindiendo de los demás indicios o pruebas indiciarias acerca de los
fraudes, engaños y evasión fiscal relacionados con la trama Nóos y
Aizoón, ¿cómo es posible que hasta el momento ningún medio ni periodista
se haya rasgado las vestiduras ante el anuncio de que el yerno del rey y
su familia puedan trasladar su residencia a Catar (máxime cuando país
no tiene suscrito tratado de extradición con España) cuando sobre la
cabeza del exbalonmanista se ciernen penas de cárcel?
DdA, X/2365
1 comentario:
Es exactamente lo que me llamó la atención, cuando salió la noticia de la posible marcha del sr. Urdangarín a Qatar,que ningún medio se hiciera eco de lo escandaloso del tema, sino que insistían, para más "inri", que el rey había hablado telefónicamente con el jeque; una tomadura de pelo en toda regla, sobre todo recordando las palabras del monarca haciendo referencia "a la igualdad de todos ante la ley"; seguramente se referiría a la igualdad entre "iguales" y no, !qué ilusos",iguales con los "súbditos", faltaría más; pues como a súbditos nos tratan(y nos dejamos tratar) y no como ciudadanos.
Salud y República
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