sábado, 16 de marzo de 2013

CHÁVEZ: MEJOR DEMONIZADO QUE CANONIZADO


Rodrigo Vázquez de Prada y Grande

Al unísono, cerrando filas, sin vacilación alguna, imperturbables, los periódicos de papel  propiedad de la derecha y las televisiones públicas manipuladas por las comunidades autonómicas peperas – es decir, el 95% de todos los medios de comunicación españoles-,  celebraron la muerte del presidente de Venezuela Hugo Chávez, como era previsible que lo hicieran: con un gran despliegue de intoxicación,  con artículos e “informaciones” a través de los cuales lanzaron contra él toda una amplia y pesada batería de improperios y anatemas . En pocas palabras, lo vapulearon. Dejaron impreso y en imágenes todo el odio de clase y la satanización de un hombre honesto que dio un auténtico vuelco a la política y a la economía venezolana y puso la riqueza de aquel país a favor de las clases subalternas, de los “rotos”,  de los marginados por siglos de la educación, la sanidad y la vivienda.
El espectáculo ha sido, realmente, repugnante. Pero, ¿podía ser de otro modo? De vez en cuando,  los magnates de la Prensa española y sus corifeos entonan cantos demagógicos sobre la necesidad de que la información responda a criterios de objetividad. Lanzando “urbi et orbi” una ampulosa fraseología para ingenuos bienintencionados,  tratan de “vender” ante la sociedad la supuesta credibilidad del llamado “cuarto poder”. Pero enseguida se olvidan de ese discurso de sermón dominical para mostrar a las claras su verdadera función. Así ha ocurrido en estos últimos días cuando se han visto obligados a analizar el balance de los 14 años de presidencia de Hugo Chávez.  Desembarazándose sin problema alguno de los principios de objetividad y veracidad que deben presidir la información, los medios de comunicación españoles en poder de la derecha – casi todos- cumplieron así su papel de meros difusores de la ideología dominante y volvieron a dar una lección práctica de su configuración, en la teoría y en la praxis, como meros aparatos ideológicos del Estado capitalista.
Ese papel lo ejercen cada día tratando de convencer a los millones de españoles afectados por la crisis creada por el capitalismo financiero e inmobiliario de que, por un lado, “todos somos culpables, porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” ,y que, por otro, las reformas laborales, los recortes salariales, las privatizaciones crecientes de la Sanidad pública y de la educación al tiempo que las cuantiosísimas  aportaciones de miles de millones de dinero público a la banca privada son medidas inevitables para superar la actual situación. Sin despeinarse, los directivos de los medios de comunicación en manos de la derecha acometen día a día la función propagadora de tales mensajes con la misma determinación que si de una nueva “cruzada”  se tratara.
¿Por qué ahora no iban a ejercer ese mismo papel de meros acólitos de las grandes corporaciones y de los bancos, ocultando en una verdadera conspiración del silencio los importantes logros de la revolución bolivariana puesta en marcha por Hugo Chávez y escupiendo verdadera bazofia hacia un gobernante que, desde que ganó sus primeras elecciones, en 1998, ha estado, de verdad, sin fisuras, al lado de los más desfavorecidos de la sociedad venezolana? ¿Por qué, desde su perspectiva reaccionaria, iban a tener que reconocer ante unos lectores a los que cada semana regalan unas perfectas anteojeras para que ni vean ni lean sino únicamente sus mensajes que, desde su acceso al poder, Hugo Chávez puso los recursos públicos a favor de quienes más lo necesitan? ¿Por qué tendrían que haber informado a sus lectores de que Chávez dedicó el 60% de los ingresos del Estado a lo que se denomina “gasto social”; redujo en un 44% la pobreza, que pasó de un 42,8 % a un 26,5% y la tasa de extrema pobreza de un 16,6 en 1999 a un 7% en 2011; proporcionó alimentos subsidiados por el Estado a 14 millones de habitantes mientras que el 61% de la población venezolana pudo comprar alimentos en puntos de venta del Estado; repartió 146.022 viviendas entre los más pobres; logró disminuir, entre 1998 y 2008, la desigualdad social un 17,9%, erradicó el analfabetismo – según la UNESCO – universalizando el acceso a la educación y enseñando a leer y escribir a cerca de 1,5 millones de venezolanos; creó el Sistema Nacional de Salud para garantizar el acceso gratuito a la atención médica de todos los venezolanos y puso en marcha, entre 2005 y 2012 7.873 centros médicos, mientras que aumentó el número de médicos en un 400% , al hacer pasar dicho número de galenos de 20 por 100.000 habitantes en 1999 a 80 por 100.000 en 2010? O, en fin, que Chávez recuperó la soberanía energética de Venezuela “re nacionalizando” la petrolera PDVSA en 2003 y puso coto a las situación de monopolio en los sectores eléctricos y de telecomunicaciones nacionalizando las principales empresas?
Como dicen los castizos madrileños, “lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible”. Que tales medios de propaganda de la ideología de la clase dominante hubieran informado de modo bien distinto sobre la construcción del proyecto bolivariano de Chávez hubiera resultado sumamente sospechoso. Hubiera sido algo “contra natura”. Lenin acuñó el término “canonización” referido a la operación que las clases dominantes realizan – cuando pueden- en torno a la figura de un luchador contra el capitalismo, vaciando de su contenido revolucionario tanto su doctrina como su misma acción política. Y en nuestros propios lares tenemos ejemplos recientes de operaciones de esta naturaleza canonizadora. Una siniestra maniobra en la que desde los políticos del franquismo hasta el mismo rey impuesto por el dictador alabaron la personalidad de un otrora revolucionario al que sus años de lucha sepultaron bajo una pesada losa de silencio para transformarlo en “un hombre de Estado”. Naturalmente, de “su Estado”.
En una sociedad como la capitalista, en la que la derecha considera la información una mercancía más y desprecia su naturaleza de servicio público, es incluso positivo que sus medios de comunicación hayan cumplido a rajatabla su misión intoxicadora. En sus 14 años al frente de Venezuela, Hugo Chávez transformó en profundidad un país dominado por una oligarquía insaciable y lanzó con su política económica y social los torpedos más certeros contra el corazón del capitalismo venezolano. Conocedores de esta realidad, los medios que los jóvenes del 15M llaman acertadamente “falsimedia”, satanizaron al presidente Chávez.”. Por ello, quizás, uno de los homenajes más claro que debemos rendir a Hugo Chávez es el reconocimiento de que “mejor demonizado que canonizado”. Gracias a eso también se hace cierta la frase de “ladran luego cabalgamos”. Chávez no dejó nunca de cabalgar en beneficio de la inmensa mayoría.

PUNTOS DE PÁGINA
La sociedad llama loco a todo aquél a quien no entiende. La ignorancia, hace que la se ahogue en su propio veneno

DdA, IX/2334

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