Mercedes Arancibia
El alcalde Moscú, Serguei Sobianine,
quiere prohibir que los hombres se besen en los lugares públicos de la
capital, por considerar que esa histórica práctica rusa puede resultar
“una incitación a la homosexualidad”, informa la publicación digital
Aujourd’hui la Russie. Conviene precisar aquí que, al menos
desde el período soviético, en Rusia los hombres se saludan besándose y
que se trata de un uso social bastante contagioso que, con el
intercambio cultural propiciado por los viajes y los medios de
comunicación desde finales del siglo XIX, se ha extendido también a
otros países, por ejemplo Francia, donde es habitual que los amigos se
besen al encontrarse y despedirse, y que también se implanta cada vez
más en España sobre todo entre las últimas generaciones de jóvenes.
La decisión de la alcaldía moscovita –
que, en un segundo paso, piensa ampliar la prohibición de besarse en
público a las parejas heterosexuales, incluso aunque se trate de un
matrimonio en toda ley- se ha producido coincidiendo con la votación en
la Duma (la cámara baja), el 27 de enero de 2013, de la Ley de
protección de la Infancia, que todo el mundo en Rusia conoce como “ley
contra la homosexualidad”, y que prohíbe “las informaciones que puedan
perjudicar su desarrollo armonioso, físico y psíquico”. Se trata de una
ley que estaba en la agenda parlamentaria desde marzo de 2012 y cuya
discusión se había retrasado varias veces.
La idea de legislar en contra de la
propaganda de la homosexualidad anda rondando por la cabeza de Vladimir
Putin desde su primer mandato presidencial: en 2003 ya se presentó un
proyecto, retirado después del orden del día a causa de las
interminables discusiones que generó, según recuerda el diario Monoskovskij Komsomolets.
Entonces, los diputados, tras enrocarse durante semanas en la
definición de homosexualidad, acabaron llegando a la conclusión que
“como no era un delito desde el final de la era soviética no había lugar
para penar su propaganda” aunque, que quede claro , ahora no es delito
pero sí “desviación”: “Aunque las personas nacen con tal o cual
preferencia sexual, el medio juega después un papel importante en el
desarrollo de su sexualidad, en un sentido u otro”, dijo el 28 de enero
de 2013, en las ondas de la radio Eco de Moscú, el politólogo y
diputado del partido Rusia Unida (derechista y muy conservador, con
mayoría absoluta en la Duma, presidido ahora por Medvedev y antes por
Putin), Serge Markov, añadiendo que “en este contexto, la sociedad tiene
que defender a los jóvenes que son particularmente influenciables”
De momento, la Duma, que alardea de
defender las buenas costumbres y que ya había prohibido las
celebraciones del “orgullo gay”, sin que venga a cuento porque lo que se
está discutiendo es la ley de protección de los menores, ha propuesto
una enmienda prohibiendo los abrazos y besos “prolongados” en las
reuniones oficiales, informa la corresponsal de Rue 89 Nathalie Ouvaroff
, a petición del diputado Alexis Kleshko, quien estima que esas
familiaridades consumen demasiado tiempo y no corresponden a la
tradición ortodoxa rusa: “Conviene evitar los besos al saludarse entre
personas del mismo sexo, salvo que sean personas de la misma familia o
viejos amigos”.
Basta, dice la periodista, echar una
ojeada a los archivos de memorias y fotográficos de la historia de Rusia
para comprobar que el triple beso en las mejillas forma parte de la
tradición de la religión ortodoxa que, en su liturgia, el coro entona el
credo y los curas y diáconos se besan tres veces; y en Pascua los
fieles se besan y abrazan en la iglesia mientras entonan un aleluya.
Para abundar más, los archivos del Partido Comunista, especialmente los
de la época de Leónidas Breznev (1964-1982) guardan multitud de
instantáneas del dirigente besando en la boca a sus colegas de las
repúblicas satélites, e incluso a algunos jefes de estado extranjeros.
En caso de que se apruebe la propuesta
del alcalde Moscú, a partir de enero de 2014 los hombres que se besen en
la vía pública deberán pagar una multa, o pasar unos días a la sombra
para evitar que, como dice Tatiana Makarova, quien preside el comité de
educación en la alcaldía de Moscú, “los niños no necesiten que les den
educación sexual en la escuela, les basta con mirar alrededor por la
calle”. Mientras un joven, interrogado por un
canal de televisión, opina que “en Rusia las leyes están para
transgredirlas” , Valeria Novogorodskaya, miembro de la opositora Unión
democrática, escribe en la página Graani.ru: “Si no se trata de
una broma, me dedicaré por principio a besar a todo el mundo en los
lugares públicos, y animaré a mis amigos para que lo hagan también”.
El alcalde Sobianine, quien durante mucho
tiempo ocupó la alcaldía de Tiumen en Siberia y después fue jefe del
gabinete de Vladimir Putin, fue nombrado (no elegido) para la alcaldía
de Moscú en octubre de 2011. Además de querer prohibir los besos en
público también quiere reemplazar el asfalto por adoquines en cuatro
millones de metros cuadrados de calles de Moscú. Solo que -lagarto,
lagarto- su mujer es la propietaria de la empresa Aerodromdorstroï, que entre otras cosas fabrica pavimentos para espacios públicos.
Nota: La foto corresponde a uno de los más conocidos y explícitos besos boca a boca que se dieron dos líderes tan carismáticos de la época soviética como el presidente de la URSS, Leonid Brézhnev, y el de la República Democrática de Alemania, Erich Honecker. Todo un modelo para el aprendizaje homosexual, según el actual alcalde de Moscú.
Nota: La foto corresponde a uno de los más conocidos y explícitos besos boca a boca que se dieron dos líderes tan carismáticos de la época soviética como el presidente de la URSS, Leonid Brézhnev, y el de la República Democrática de Alemania, Erich Honecker. Todo un modelo para el aprendizaje homosexual, según el actual alcalde de Moscú.
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DdA, IX/2.308
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