El periodismo de investigación está poniendo a prueba
nuestros mecanismos democráticos. Esa sombra de una sombra de un
indicio, de la que habla don Mariano, viene mejor avalada que la
credibilidad del propio presidente. Rajoy ya nos había mentido antes al
poner la mano en las brasas por manifiestos bandidos como Camps o Matas.
Miente mal el hombre. Si fuera actor, no lo cogerían ni de extra. Sus
expresiones corporales le delatan, pero sus argumentos (o mejor dicho,
la falta de ellos) para iluminar esa incordiante sombra, son
chiripitiflaúticos.
En vez de rebatir
meticulosamente cada dato publicado con pulcritud cirujana, el
presidente se enzarza en una teoría de conspiradores y textos apócrifos
sin aclarar nada. ¿Qué intentaba decirnos? ¿Acaso que fue Rubalcaba el
autor de los dichosos cuadernos de Bárcenas?
Mientras
el PP reacciona echando brumas sobre las sombras de la corrupción, a la
ciudadanía le está subiendo la presión arterial. Casi al mismo ritmo
que sigue subiendo el paro. A la misma endiablada velocidad que andan
privatizando el estado. Repartiéndose el botín antes de que los
escándalos provoquen que el chollo les salte de las manos.
Estando
como están las cosas, el saqueo se acelera. Y los desvalijadores
tratarán de consumar su codicia aplicando una política de tierra
quemada. No les importa el desolado escenario que quedará después de su
salida. Van a por todas y a por todos nosotros.
La
prensa publica que el copago de Mato se ceba con los enfermos de cáncer.
Es una broma macabra. Una presunta ministra de sanidad, presuntamente
implicada hasta las trancas en el más presuntuoso escándalo de
corrupción de nuestra democracia, maneja la tijera que recorta las
posibilidades de vida de la gente. Oigan, ¿ y no sería más prudente,
digo yo, paralizar de manera cautelar cualquier iniciativa
"externalizadora" de esta banda mientras no nos demuestren que las
sombras eran solo sombras?
En tierra quemada ya no
queda vida para que prenda la esperanza. Solo un pueblo humillado,
despojado y abandonado a su suerte en el desierto. Un futuro de páramos y
cardos para nuestros hijos. Piensen detenidamente en ello.
DdA, IX/2.297
No hay comentarios:
Publicar un comentario