Jaime Richart
A partir de ahora, ya sabemos lo que nos espera de la mayoría
absoluta, de las artes y del remango de "el partido": remoción de
jueces, magistrados y fiscales y designación de los idóneos; compra de
peritos, calígrafos y de otras especialidades, etc. Y sus fieles periodistas,
que saben bien cómo se las gastan, a su lado. No quiero ensuciar mi pensamiento
imaginando que quizá son estómagos agradecidos.
Pero no hay más que verles para sospechar.
Ponen tanta ofuscación y tanta desfachatez en sus comparecencias televisivas o
radiofónicas (los de la prensa gráfica sólo se leen entre ellos), que sus
opiniones se transforman en asertos y sus razonamientos en alegatos de
picapleitos de una causa que hacen suya por el colmo de la fidelidad. Menudos
notarios de la realidad de este país son esos informantes que van de acá para
allá a tapar las grietas por donde salen y se desparraman oleadas de
inmoralidad.
¿De verdad creen esos periodistas que, con la
que ha caído, la que está cayendo y la clamorosa presunción de una conducta que
aunque no fuera delictiva es contra toda ética y sensibilidad (millones
sufriendo privaciones y ellos viviendo de lujo), su papel es defender a la
cúpula de ese partido y que al mismo tiempo creamos en la neutralidad que se
espera de un periodista ante la conducta oprobiosa o el abuso flagrante de un
político y más si es un gobernante?
Después de años de caciquismo (Fraga, Baltar,
Fabra, Aguirre...), de ineptitudes (Prestige,
Cascos, Rajoy, hilillos), de saqueo del dinero público (Naseiro, Gūrtel, Cajas), de despilfarros dolosos
(aeropuertos muertos y otros monumentos a la infinita vanidad), de engaños
estrafalarios de truhanes suyos en la banca, ¿cómo se atreven estos personajes
del periodismo a hacer protestas de la objetividad a la que su deontología les
obliga cuando vemos que están terciando, a veces enfurecidamente, a favor de
unos bribones infiltrados en la política?
Precisamente, lo único positivo de toda la historia desde
que murió en su cama el dictador son estas denuncias de dos rotativos de
ideología relativamente opuesta pero unidos en el propósito de sanear un poco
a este país. Dos periódicos de la máxima tirada nacional que han publicado
unos hechos que, por mucha presunción de inocencia en el plano procesal que se
reconozca, son evidencias de una práctica, la del saqueo sistemático,
consustancial al talante de los retrasados de la conciencia social y a la
catadura del fascista.
Lo menos que cabe exigir a esos periodistas de
partido es que se pongan a la altura de los tiempos que vivimos, que se
adhieran a la indignación general por las inacabables estafas, engaños y
rapiñas, y que compartan la frustración de millones de españoles. Lo menos que
deben hacer es celebrar que colegas suyos se hayan atrevido a sacar a relucir
las vergūenzas del partido del gobierno y que hayan desenmascarado a unos
impostores revestidos de toda la solemnidad con que la política canalla suele
envolver, para encubrirlos, a sus pícaros.
Siendo éste un país que tiene a miles de
políticos y a sus gobernantes bajo grave sospecha en espera de salir airosos
con la complicidad de la justicia asimismo bajo sospecha; un país en quiebra
económica, en quiebra jurídica, en quiebra política, en quiebra moral y, lo que
es peor, en descomposición social, lo único que les compete hacer es sumarse al
saneamiento de la política y de la justicia que exige prácticamente todo el
pueblo.
DdA, IX/2.297
1 comentario:
El periodismo también está en sus horas éticas más bajas, como la política o los políticos del país. Dudo de la ética de los dos diarios y temo que ambos jueguen a propiciar un gobierno de concentración PPPSOE.
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