José Frutos*
El despido colectivo de 861 trabajadores
de Radio Televisión Madrid es una auténtica barbaridad contra la que
todavía no han reaccionado adecuadamente algunos sectores de la sociedad
democrática. Es verdad que la intensa movilización de
muchos trabajadores de Telemadrid y Onda Madrid ha dado como resultado
una importante ampliación del respaldo a la ya expulsada plantilla.
Muchos madrileños, y españoles en general, han comprendido la peligrosa
intensidad de la ofensiva del Gobierno de la Comunidad de Madrid y el PP
contra casi mil trabajadores que ha sido despojados de golpe de todos
sus derechos.
Los despidos se han producido con
raquíticas indemnizaciones. Ha pasado el tiempo y la movilizaciones y
nos ha llegado el brutal y temido golpe. A estas alturas todavía algunos
echamos de menos el apoyo de algún sector de la derecha democrática
española: ¿Es que no hay ningún político conservador que se oponga al
desastre laboral al que se ha visto sometida la plantilla de la
radiotelevisión pública de Madrid?. Hasta ahora, los apoyos han venido
exclusivamente de partidos y organizaciones de izquierda, al margen del
aliento de muchos particulares.
El desproporcionado plan de despidos
supone, en primer lugar, una brutal ofensiva contra los derechos de los
trabajadores. Afecta a operadores de cámara, productores, realizadores,
redactores o, entre muchos otros, montadores con años e incluso décadas
de trabajo a su espalda y con su puesto ganado en convocatoria pública;
es decir, lo contrario a una designación a dedo.
Ese es el principal problema y miseria
del despido colectivo: elimina de un plumazo una serie de derechos
laborales. Una red de nuevas leyes (en especial la última reforma
laboral) ha permitido condenar al paro a casi mil personas y con
indemnizaciones mínimas. Es decir, nos niegan incluso una efímera
posibilidad de futuro. Si la sociedad no responde a esta ofensiva
estaremos ante un grave precedente que seguramente será aplicado no muy
tarde a otros colectivos de trabajadores públicos.
Telemadrid, en función de los planes de
la administración autonómica y la dirección, no se cerrará por el
momento. Los actuales directivos de la cadena (responsables de su mala
gestión) permanecerán en ella junto a un pequeño grupo de trabajadores,
algunos contratados a dedo por decisión estrictamente partidista. Los
directivos mantendrán sus elevados sueldos mientras que a otros nos
envían al desempleo.
Muchos de los servicios de la empresa
serán externalizados para que determinadas empresas puedan obtener
grandes beneficios gracias a una particular forma de gestionar lo
público. Acabará así la posibilidad de que Telemadrid y Onda Madrid
vuelvan a ser algún día de todos los madrileños.
Es el fin de un servicio público y esa es
la verdadera gran tragedia de todo este proceso destructivo. Si los
últimos años han sido los de la ideologización de Telemadrid, el
Gobierno regional pretende afianzar esa situación sin nadie que le
conteste desde dentro. Es una depuración en toda regla y, por tanto,
inadmisible.
Estas razones me hacen creer en que todos
los demócratas deben oponerse a estos brutales planes: los de izquierda
y también los de derecha. El despido colectivo se ha perpetrado sin
diálogo real alguno con los representantes de los trabajadores. Todo
ello representa un radical retroceso en cuanto a las conquistas sociales
que tanto trabajo han costado a generaciones de españoles. Estamos
convencidos de que bastantes ciudadanos tanto de izquierda como de
convicciones conservadoras no comulgan con esta práctica.
¿Por qué no se escuchan voces de la
derecha moderada contra este ataque? La oposición al franquismo, la
Transición Española y nuestro camino por la democracia cuentan también,
en cuestión de derechos sociales, con aportaciones de una derecha no
radical que no debería continuar silente ante prácticas como la que se
ha culminado en Telemadrid. Esta derecha también tiene la obligación
moral de marcar diferencias con este tipo de abusos. En Telemadrid, en
particular, y en España, en general, los herederos de la democracia
cristiana del liberalismo verdadero y del centrismo conciliador de la
Transición deben entonar un ¡basta ya! ante atropellos como el que nos
ocupa y del que, desgraciadamente, tendremos más ejemplos. En otras
ocasiones lo hicieron ¿por qué ahora no?.
Además, hay alternativas de ahorro en
Telemadrid sin necesidad de acometer ni un solo despido. Los
representantes de los empleados las han expuesto reiteradamente a la
dirección sin obtener respuesta. Eso hace sospechar que no buscan el
ahorro, sino la dilapidación de trabajadores que consideran desafectos.
Actúan en el terreno laboral como el primer franquismo hizo en el ámbito
social y político.
Durante estos meses los trabajadores de
Telemadrid hemos realizado diversas acciones de protesta que nos han
hecho cosechar, como decía al principio, más apoyos de los que teníamos.
Hasta entonces habíamos leído y escuchado diversos argumentos desde la
izquierda sociológica en un rotundo sentido: la tan partidista línea
ideológica destilada en los últimos años por la emisora justifica un
deseo nada escondido de que Telemadrid iniciara el camino de su
desaparición.
Las actividades de los trabajadores
recogiendo firmas, protestando en la calle o haciendo denuncias en las
redes sociales ha cambiado ese sentimiento. Y lo ha hecho a raíz de la
difusión de una verdad indiscutible: el 90 por ciento de los
trabajadores fijos por concurso público se va a la calle y se quedan los
directivos y un reducido grupo engrosado mayoritariamente por adeptos.
Lo que está sucediendo con Telemadrid es
simplemente un abuso contra los más débiles y un atentado contra sus
derechos laborales y sociales ¿Hasta cuando callará la derecha con
anhelos sociales y democráticos? ¿Es que no existe esa derecha?
*José Frutos es periodistade Radiotelevisión Madrid (1988-2013)
+@La indecencia de "los criteriso de afectación a su puesto de trabajo"
+@La indecencia de "los criteriso de afectación a su puesto de trabajo"
Celebramos que personas como el salmantino Vicente del Bosque, entrenador de la selección española de fútbol, elegido recientemente mejor entrenador del mundo, hagan pública expresión de su solidaridad con los casi 800 trabajadores de Telemadrid que han pasado a ingresar las estadísticas del paro por una desastrosa gestión de esa televisión pública por parte del gobierno de la Comunidad de Madrid.
PUNTOS DE PÁGINA
DdA, IX/2.275
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