martes, 15 de enero de 2013

¿QUÉ TAREAS SUBTERRÁNEAS HACÍA EL BIEN PAGADO CARROMERO?

Camilo José Cela Conde

Nunca se sabrá quién tuvo la culpa del episodio que acabó con la vida de dos figuras de la oposición cubana, el responsable último del accidente de tráfico por el que Ángel Carromero fue condenado a cuatro años de prisión como autor de un delito de homicidio imprudente. Lo que sí que se conoce al dedillo es el proceso de la repatriación de Carromero, su paso fugaz por la cárcel de Segovia, la puesta en libertad en un tiempo récord y la vuelta a las prebendas de las que el dirigente de las Nuevas Generaciones del Partido Popular gozaba antes de este episodio. 

Cabían pocas dudas acerca de que el señor Carromero no iba a estar encerrado en Cuba mucho tiempo. Tantos recursos volcados en hacerle el trámite lo más leve posible han añadido algo de inquietud, habida cuenta de la gran cantidad de españoles que se pudren en las cárceles de medio mundo sin que el Gobierno acuda con el séptimo de caballería a liberarlos. Pero lo peor de todo llega con las noticias que cuentan cómo el caballero Carromero, de 27 años y nulos estudios -tres cursos de una licenciatura inacabada- tenía antes de irse a conducir por Cuba un sueldo de más de cincuenta mil euros anuales en el ayuntamiento de Madrid para, según dicen los testigos de su oficina, hacer de todo y de nada. Con el fin de llevar a cabo esa tarea tan agobiante contaba con otros dos colaboradores a sueldo, uno experto en la nada y el otro en el todo para, cabe pensar, que las cosas cuadren.

Cuatro mil doscientos euros al mes son una cantidad lo bastante alta como para preguntarse en qué consistiría el todo que hacía -y volverá a hacer en adelantE- Carromero. La justificación oficial de ese dinero, la de consejero técnico municipal de la Junta de Moratalaz -distrito de la ciudad de Madrid- ha servido para demostrar que tiene un trabajo y sacarlo de la cárcel, sí, pero suena a tapadera. Lo interesante sería averiguar qué hacía en realidad el recién liberado preso y en qué medida le llevó hasta Cuba, para relacionarse con los opositores de aquel país, ese trabajo. De momento sólo se sabe que Carromero iba por los pasillos hablando todo el tiempo por el móvil y que conducía a lo loco: cuarenta y cinco multas de tráfico a partir de marzo de 2011 con pérdida de todos los puntos de su carnet a causa de las infracciones acumuladas desde mucho antes. Enviar a alguien así a hacer de chófer a cualquier sitio supone tentar al diablo y éste, a juzgar por lo sucedido, se tomó muy a pecho el desafío.

Averiguar las tareas subterráneas del muy bien pagado consejero municipal daría, si no para una novela de espías, al menos para un capítulo de la caspa política nacional. Pero la verdadera cuestión, la más interesante, es la de cuántos asesores con sueldo principesco existen haciendo todo y nada, al mismo tiempo que nos bajan el sueldo, nos suben los impuestos y nos quitan los hospitales públicos para vendérselos a los Güemes de turno.
 
Pie de Foto: Carromero con José María Aznar en el campus de la FAES, la fundación creada por el ex presidente del gobierno español y héroe de Las Azores que tiene como destino en lo universal para América Latina la defensa de los valores occidentales en los terrenos de la seguridad y de la economía. Leamos unos párrafos de su documento América Latina, una agenda de libertad, obra del atildado Miguel Ángel Cortés, que fue subsecretario del ministerio de Educación y Cultura con una gran defensora de Carromero, Esperanza Aguirre, que como sabemos denunció las supuestas torturas padecidas en Cuba por el rozagante delincuente. Dice la susodicha agenda del mentado Cortés: América Latina es parte sustancial de Occidente. Hoy se enfrenta a la disyuntiva de elegir entre dos caminos. Uno es el que siguen los países que tienen éxito: el camino de la apertura al mundo, de la democracia, del respeto por las libertades individuales y del fortalecimiento del Estado de Derecho. Un camino que atrae inversiones, genera crecimiento, incentiva a los emprendedores, crea empleo y reduce la pobreza. El otro camino aleja de las sociedades abiertas, libres y prósperas. Tenemos suficiente experiencia histórica – la tiranía en Cuba no es el único caso – para saber como acaba esa ruta. Quienes hoy proponen seguir esta vía se nutren de ideas caducas: del populismo revolucionario, del neoestatismo, del indigenismo racista y del militarismo nacionalista. Ninguna de ellas es desconocida en Iberoamérica. Constituyen el “socialismo del siglo XXI”, heredero del que, en el siglo XX, generó miseria y opresión. Quizá así entendamos un poco mejor las subterráneas y bien pagadas tareas a las que alude -sin especificar su consistencia- el artículo de mi apreciado Camilo.- Lazarillo


DdA, IX/2.276

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