En noviembre del 2012, se hizo
famoso el caso del empresario chino Gao Ping, acusado por el Tribunal de
Justicia español de ser el líder de una trama que pudiera haber blanqueado
dinero por el monto de entre 800 y 1200 millones de euros. El presunto líder de
la trama, Gao Ping, importaba productos de China de los que solo una parte eran
declarados a Hacienda. La mayoría de los medios de comunicación españoles,
tanto de la prensa escrita como televisivos, sacaron el caso a la luz y le
dieron una cobertura mediática singular.
El día 4 de diciembre, el
programa de Antena 3, Espejo público, presentado por la periodista Susanna
Griso, emitió un reportaje en el que, durante media hora, trataron de ofrecer una
síntesis del caso Gao Ping, en donde los colaboradores “expertos en opinión” de
la cadena deleitaron al público con sus perlas periodísticas, que no solo
juzgaban el caso Gao Ping, sino que se extendían sus críticas a toda la
población china residente y trabajadora en España.
Los periodistas allí reunidos
hacían hincapié, con tono sentenciador, en el gran número de casos que
acontecen en España de corrupción y fraude fiscal por parte de empresas chinas,
así como de la dudosa calidad en las condiciones de trabajo de las personas,
“la mayoría niños chinos”, decían, que están a cargo de la producción. Como
muestra de la sofisticada capacidad de inferencia, digna de ser respetada por
cualquier erudito de la lógica clásica, extendían sus acusaciones al empresario
Gao Ping, tildando de “esclavista” las condiciones en las que este empresario
mantenía a sus trabajadores allá en su país de origen.
Lo que estos expertos olvidan, y
lo que parece ignorar la persona que está
a cargo del diseño de la programación de Espejo Público, es que gran
parte, por no decir la mayoría, de productos que consumimos en España proceden
de orígenes tan turbios como en el que concierne al caso que mencionan. Se
olvidan de los millones de zapatillas Nike que son fabricadas por niños en fábricas
en condiciones infrahumanas. Se olvidan de toda la ropa de Inditex (cuyas
marcas hacen referencia a nombres como Zara, Blanco, Cortefiel, Bershka) que
son fabricadas en la India
por personas con salarios inferiores a tres euros por jornada. O todos los productos
de Mac, Nokia, Sony y un sinfín de
marcas más, que llevan la elaboracóin de sus productos a países más baratos
(India, Brasil, Taiwan, muchos estados africanos) para no tener que pagar los
salarios que esta parte del mundo “desarrollado” ha conseguido ganar con años
de lucha.
Se olvidan, también, de la
cantidad de entidades financieras, especialmente del mundo de la banca,
inversores y prestamistas, que han ganado millones de euros desde el 2009
cuando explota la crisis en España. Se olvidan de la cantidad de empresas que,
no solo han mantenido sus beneficios anuales intactos, sino que incluso han
ganado más que en años anteriores. En el peor de los casos, los 1200 millones
de euros blanqueados por Gao Ping son minucia comparados con los miles de
millones de euros que desaparecen anualmente a cuentas extranjeras para evitar
declaraciones fiscales.
Sin poner en duda la corrección
a la hora de denunciar cualquier caso de fraude fiscal, cabe preguntarse por
qué los medios han incidido con tanta saña sobre este caso en concreto,
mientras ignoran en sus primeras páginas la cantidad de casos de
multinacionales, incluidas algunas españolas, que vulneran derechos humanos y
actúan fuera de la legalidad. Cabe preguntarse también, si la nacionalidad -china-
del empresario líder de la trama fue un rasgo significativo que le hacía
merecer un puesto principal en la prensa.
En estos momentos de crisis del
sistema económico actual, los medios de comunicación de masas están demostrando
ser un mecanismo estratégicamente adaptado a satisfacer las necesidades del
propio sistema. La cobertura que se le ha dado al caso Gao Ping se constituye
como un ejemplo claro del papel que cumplen buena parte de los medios de
comunicación, especialmente la televisión: enfocar la atención pública en
noticias que no dejan de ser anécdota en comparación a la gran estafa que
Gobierno y poderes financieros están acometiendo.
DdA, IX/2.249
No hay comentarios:
Publicar un comentario