Dada la realidad paralela en que están instalados los jerarcas de la
Unión Europea con la ayuda de la prensa cortesana, pueden haberse
creído merecedores del Nobel de la Paz. Que no se engañen, la concesión
del premio es una huída hacia adelante. Si Calígula nombró senador a su
caballo, ellos también pueden recibir el premio, lo que no significa que
sean merecedores de él. Se han encargado de jibarizar los derechos
sociales, civiles y económicos de los trabajadores en general y de los
de los pueblos del Mediterráneo en especial. Sobre ellos, brazo ejecutor
de los mercados, recae la responsabilidad de la depauperación y
suicidios de las víctimas de la crisis. En este caso el premio no
engrandece a quien lo recibe, envilece a quien lo otorga.
DdA, IX/2.249
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