Félix Población
Hace unos días, cuando el
presidente Hugo Chávez Frías regresó a Caracas procedente de La Habana sin que todavía
hubiera dado a conocer a los venezolanos la necesidad urgente de una nueva
intervención quirúrgica por el agraviamiento de su enfermedad, creí advertir en su mirada un poso de tristeza. Chávez,
sin embargo, se mostró tan expansivo y hablador como siempre al ser recibido en el
aeropuerto por algunos de los miembros de su gobierno.
Habló el presidente de
poesía y de cómo se pasó dos horas con Fidel recitando versos de autores
latinoamericanos. "No sé por qué estábamos hablando del ardimiento (sic),
del arder (...). Fidel, desde cuándo tú ardes. Creo que desde que pasé hambre,
dijo él", contó Chávez. "Y nunca se apaga, Chávez. Ni aunque uno quiera",
dijo Castro. "Ese ardimiento se regó por toda América Latina y ¿quién lo
va a apagar? No hay agua en todo el universo para apagar el ardimiento ése. No,
nadie lo va apagar, Chávez", añadió Castro.
Nada se dijo en esa recepción
de lo que luego sorprendería y apenaría a la mayor parte de la ciudadanía
venezolana, pero el poso de tristeza era evidente en los ojos del líder
bolivariano. Ahora Chávez está de nuevo en Cuba, dispuesto a hacer frente a una
nueva operación quirúrgica y habiendo dejando al frente de su gobierno al vicepresidente
Nicolás Maduro, en quien al mismo tiempo -caso de que él no pudiera reasumirlo-
ha delegado el liderazgo del proceso revolucionario.
Esta última posibilidad -la de que Chávez no siga al frente de los destinos de su país- ha
despertado suma expectación tanto entre quienes odian como entre quienes admiran
al presidente venezolano. Imaginan los primeros que Hugo Chávez no regresará
con vida a su país, mientras que sus partidarios, esa gran mayoría de
conciudadanos que lo hizo una vez más vencedor por amplia diferencia en los últimos comicios, alimenta la
esperanza de su recuperación.
Ocurra lo que ocurra, parece evidente que la revolución bolivariana está en un tránsito de consolidación irreversible, con todo el empuje que le ha prestado la figura de su líder, tanto en Venezuela como en algunos de los paises latinoamericanos que comparten y defienden los principios antineoliberales que esa revolución implica. De ahí que Rafael Correa, presidente de Ecuador, haya
calificado a Chávez como presidente histórico, título que además ha querido
reforzar con el que de seguro tiene bien asumido el pueblo de Venezuela, tal
y como repetidamente ha expresado en las urnas y en las calles desde hace casi catorce años: Chávez es también un extraordinario ser humano. Lleno y propulsor del ardimiento que riega América Latina y no se puede apagar.
Foto: Chávez de niño, en el pueblo de Sabaneta de Barinas donde se crió con su abuela paterna.
+@Un continente solidarizado con Chávez
+@Venezolanos residentes en España piden apoyo al gobierno bolivariano para regresar a su país
+@Los comensales de Evo Morales Barcelona
DdA, IX/2.249
1 comentario:
Se habló de los cánceres de Lula, Chávez y otros mandatarios no afines con el imperio. Tengo la impresión de que lo de Chávez es grave y puede dar al traste con su revolución. Quisiera equivocarme. También me acuerdo de Arafat.
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