martes, 27 de noviembre de 2012

SAQUEAN EL ESTADO, ENMASCARADOS EN SU CRISIS/ESTAFA


Ana Cuevas

Con el Nuevo Régimen anunciado por el ministro Gallardón (fruto de un lapsus o de una declaración explícita, vaya usted a saber) se esclarecen las dudas sobre la deriva de nuestra sociedad. En este nuevo orden no hay lugar para la justicia. La educación y la sanidad se convierten en privilegios pecuniarios y el trabajo pasa a ser un bien escaso que requiere aceptar el estatus de esclavo para poder acceder a él. Grilletes, miseria, enfermedad e ignorancia serán los signos de los tiempos de la refundada barbarie capitalista. La bestia se revuelve, quizás al vislumbrar su agonía, y pretende arrastrar cualquier vestigio de civilización y progreso en su caída libre.

Ante una ofensiva tan brutal solo caben dos opciones: Sucumbir y aceptar un futuro emponzoñado para nosotros y nuestra descendencia o defender a cara perro los derechos y libertades que se están aniquilando. Un clásico, susto o muerte. Yo soy de los que escogen susto (la muerte ya la tengo segura desde que me alumbraron). Además, superado el primer escalofrío, el cuerpo se te va volviendo inmune al susto. Y el miedo es sustituido por la mala leche que se te apodera cuando ves como saquean el Estado enmascarados en su crisis-estafa.

El desguace y privatización de la sanidad es un negocio lucrativo para los depredadores neocon. Su oportunidad de pelotazo post-ladrillo. Con el gobierno popular se ha abierto la veda de la sanidad pública. Sus compadres pueden practicar el tiro libre y cobrarse suculentas piezas en los confortables cotos sanitarios que les ponen en bandeja. Pero a cada cerdo (o dragón ultraliberal) le llega su san martín (o san jorge particular). Y a este monstruo antropófago le están saliendo muchos voluntarios para cortarle las alas. 

Los trabajadores y trabajadoras de la sanidad pública no pensamos rehuir la contienda. Nuestros empleos y la salud de la gente son suficiente acicate para que vayamos afilando la punta de la lanza. La sanidad se defiende y... contraataca. ¡Que se prepare la Bestia!

ESTE ES UN PAÍS DE CHORIZOS

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