Ana Cuevas
El padre Ángel (fundador de Mensajeros de la Paz) sostenía en una
entrevista reciente que los banqueros también tienen alma y que irán al
infierno. Pero que nadie se regocije antes de hora. Inmediatamente, el
bondadoso cura, admitía que ni él mismo cree en el averno. El
infierno lo conoce en otro plano más carnal, más humano. Toma forma de
hambre y de pobreza. Dos palabras que el padre echa de menos en el
Congreso. Nadie osa pronunciarlas por si hacerlo conjurara el hechizo
que mantiene en la idiocia cognitiva a la élite política.
El hambre y la pobreza avanzan sin que los partidos se atrevan a llamarlos por su nombre. Aceptar su realidad supone enfrentarse al fracaso y a la irresponsabilidad política. Hace falta mucho valor, cualidad extraña entre los de esta casta, para coger el toro por los cuernos de las desigualdades e injusticias que sufre el personal y darle un volteo.
Mensajeros de la Paz desarrolla una labor encomiable, imprescindible en
una sociedad a la deriva. Son una muestra de la grandeza de algunos
seres humanos, dejando las creencias a un lado, que sienten con-pasión
por sus congéneres. Artífices de redes de solidaridad para amortiguar
la caída de los desheredados. Pero no todos somos ángeles. No todos
poseemos esa pureza de espíritu del padre Ángel, capaz de no desear
ningún mal a los autores materiales del hambre y la pobreza.
Algunos queremos que paguen por sus delitos. Queremos que los que han sembrado el paro, los salvajes desahucios y la desprotección social (en definitiva, el hambre y la pobreza), se enfrenten a la justicia por sus crímenes. Y que los legisladores hagan leyes que blinden las necesidades de la ciudadanía de la rapiña financiera.
No somos ángeles. Somos
mujeres y hombres corrientes que no pensamos quedarnos parados mientras
nos ajustan los grilletes del hambre y la pobreza. Somos ese gérmen que
no se resigna y se materializa rodeando el Congreso o apoyando la
Huelga del 14N. Auténticos demonios dedicados a convertir la vida de
estos estafadores en un infierno. Su peor pesadilla.
DdA, IX/2.224
1 comentario:
MIENTRAS LA BUROCRACIA PELEA EL PODER LA POBREZA DEL PUEBLO CONTINUA AVANZANDO
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