domingo, 4 de noviembre de 2012

LAS GOTERAS DEL ESTADO Y LA AYUDA HUMANITARIA


Alejandro Prieto

Que el número de asociaciones o fundaciones de carácter civil  crezcan en número y cobren peso y relevancia en distintos escenarios sociales, es indicativo de una mayor toma de conciencia e implicación por parte de la población en asuntos relacionados con la ayuda humanitaria, la protección de la dignidad y libertad de las personas,  la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible o la defensa y promoción de la transparencia democrática, es decir, hay valores sociales que resisten la erosión y los embates de la ambición e indiferencia. 

Sin embargo, un aumento de la cohesión de sensibilidad y empatía en torno a organizaciones no gubernamentales (ONGs), en mi opinión, no solo pone de relieve la desconfianza existente hacia las administraciones del Estado (asociadas con el derroche, la ineficacia y la corrupción), sino que deja visibles las enormes goteras que presentan los tejados gubernamentales.

Si por retraimiento, inacción  o intereses espurios,  las estructuras políticas y económicas se muestran incapaces de  controlar y ordenar aspectos sociales básicos, tales como procurar el acceso a la alimentación, la sanidad, la educación o  la vivienda, es evidente que necesitan reformas urgentes. Quiénes tienen  la responsabilidad de velar e implementar acciones dirigidas a procurar  el bienestar de la ciudadanía, ¿los Estados o las organizaciones civiles y caritativas? 

Recientemente, un magistrado de la Audiencia Nacional levantó ampollas al referirse a la decadencia de la clase política en una sentencia, y, en realidad, aunque no considero demasiado acertado establecer una dicotomía entre representantes y representados en cuanto a  debilidades y perversiones se refiere, resulta obvio que la política está deslizándose por el tobogán de la inoperancia y el descrédito, actuando como padres  que se alejan y desatienden a sus hijos para  divertirse y complacer a quienes organizan fiestas de lujo sordas y ajenas a las necesidades y los llantos del pueblo.

DdA, IX/2.223

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