Ana Cuevas
Igual que pasa con el resto de los derechos elementales de los seres
humanos, la salud también tiene un precio en la hoja de ruta del
gobierno. Era previsible que los ultraliberales, jugadas hasta la
extenuación todas sus anteriores bazas y burbujas, atacaran el botín de
la sanidad pública para ampliar su mercado de negocio. Han repetido como
posesos el mantra del ahorro que supone la privatización para las arcas
comunes. A fuerza de insistir, han hecho creíble que era necesario
desmantelar una de las mejores sistemas de salud del planeta y venderlo a
ambiciosos empresarios para que sea rentable.
Pero, ¿es que la salud de las personas debe tasarse en función de su rentabilidad mercantil? Además, si hablamos de números desnudos de cualquier ética social, privatizar la sanidad es un gran negocio, sí. Pero únicamente para los particulares agraciados por el bombo loco de la administración de turno. A fuerza de despedir personal y escatimar en pruebas y tratamientos, los nuevos señores de la salud verán medrar sus business mientras se deteriora la sanidad pública.Y aquí radica el fundamento primero de la filosofía neocon: La vida de la gente no importa, no vale nada si careces de dinero para poder mantenerla.
Es así
de crudo el tema. Toda estafa global debe ir acompañada de otras
estafas locales que, en avanzadilla, van tomando las plazas. Si perdemos
la de la sanidad o la de la educación, acabaremos perdiendo esta guerra
abiertamente declarada. Son la base de cualquier sociedad civilizada
que quiera progresar. Junto al trabajo, la sal y el motor para superar
las dificultades que padece nuestro pueblo. El copago, el repago,
re-copago (o como quiera llamarle cada uno) componen el conjunto de
timos incendiarios que acompañan a la gran traca sanitaria. A la
ciudadanía se le está robando lo que le pertenece por derecho.
La vida
pasa a ser otro privilegio que solo puede pagar don dinero. Si no tienes
cash para tratar tu cáncer o comprar tus retrovirales, será un problema
privado que no concierne al estado. El estado está a otras cosas. Tiene
la mente ocupada con mayores empresas que velar por la salud de los
pobretones súbditos. Anda enfrascado hasta los codos en sus faenas de
casquería. Pregonando la descuartizada mercancía al mejor postor.
Vendiendo a los amiguetes el fruto del saqueo de lo público. A lo de siempre: a lo suyo y a los suyos. No a lo nuestro.
FALTA COHERENCIA
Deseo expresar mi felicitación al señor obispo auxiliar de Barcelona
Sebastiá Taltavull por ejercer su libertad de expresión en la defensa de
la independencia de Cataluña. Pero me gustaría que fuera consecuente y
respetara con el mismo empeño la libertad de expresión dentro de la
diócesis de Barcelona, cosa que no ha hecho al prohibir, por orden del
cardenal Sistach, la conferencia del teólogo Juan José Tamayo sobre el
Vaticano II y la presentación de su libro Invitación a la utopía en la parroquia de Sant Medir.
Un poco más de coherencia por parte del señor obispo auxiliar y del arzobispo devolvería a la jerarquía eclesiástica parte de la credibilidad que ha perdido. De lo contrario, sus palabras sobre la independencia no son creíbles, porque una cosa es predicar y otra dar trigo.— Francisco González Tena.
Un poco más de coherencia por parte del señor obispo auxiliar y del arzobispo devolvería a la jerarquía eclesiástica parte de la credibilidad que ha perdido. De lo contrario, sus palabras sobre la independencia no son creíbles, porque una cosa es predicar y otra dar trigo.— Francisco González Tena.
DdA, IX/2.222
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