martes, 23 de octubre de 2012

¿POR QUÉ SE BLINDA EL CONGRESO?


Félix Población

Los ciudadanos que hayan vivido la Transición recordarán el tiempo en que el Congreso de los Diputados estaba abierto al trasiego de transeúntes y vehículos. Entonces no era raro ver a los diputados cruzar a pie la Plaza de las Cortes, donde Miguel de Cervantes tiene una modesta estatua, procedentes del edificio que servía de sede a sus despachos. Hoy ese breve tránsito podría ser un viacrucis para muchos de ellos, vista la desconfianza que se han ganado entre el respetable.

Los tiempos han cambiado no poco desde aquellas calendas. Ahora el Congreso se blinda de vez en cuando, como hoy, porque las manifestaciones populares acosan a sus representantes, que no les representan. La fecha que pone nombre a esas convocatorias es la del 25S, que en este caso rodeará la llamada Cámara Baja porque se inicia la primera jornada del debate sobre los Presupuestos del año próximo. Esos presupuestos los califica la plataforma ciudadana convocante como generadores de opresión y miseria.

El Congreso se blinda, no por temor a que las turbas puedan ocupar la sede parlamentaria, sino porque las estadísticas demuestran lo que la plataforma denuncia. Uno de cada cinco ciudadanos vive ahora en España en la pobreza. Algo más del doce por ciento tiene dificultades para llegar a fin de mes. La tasa de pobreza aumenta entre las personas en edad de trabajar, de un 19,4 a un 21 por ciento en el último bienio. Uno de cada cuatro menores de 16 años se sitúa por debajo del umbral de la pobreza. Casi el 45 por ciento de los hogares no se puede permitir una semana de vacaciones. El 30 por ciento de las familias tiene pendiente el pago de una hipoteca. El 28,9 por ciento de la población que ha alcanzado un nivel educativo equivalente a la educación primaria o inferior, está en riesgo de pobreza.

El Congreso no se blinda porque la autoridad estime oportuno preservarlo de la desesperación que se está viviendo en muchos hogares españoles. El Congreso se blinda porque el propósito del Gobierno vigente no es inspirar confianza con sus presupuestos, que aumentarán las penalidades de la mayoría de la población, sino sustituir esa confianza por el miedo a su autoridad, consciente de que los presupuestos que va a suscribir en la sede parlamentaria estrecharán  las condiciones de vida de esa mayoría de ciudadanos, ya bastante maltrechas.

Por eso se blinda el Congreso, porque cuando la miseria se asoma a lo hogares, crece la pobreza en las estadísticas, se le birla el porvenir a la juventud (sin trabajo y con cada vez menos posibilidades de estudio) y decrece la asistencia a los ancianos y a los enfermos, hay quienes piensan, desde las altas instancias del Gobierno, que solo con el miedo se pueden ahogar las protestas de los ciudadanos. Esperemos que esa filosofía no conduzca a la autoridad, con objeto de incrementar el miedo, a cometer ninguna imprudencia.



UNA CANCIÓN PARA ÁNGELA MERKEL



DdA, IX/2.212

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