Félix Población
Hervé Falciani, exinformático del banco suizo HSBC, fue arrestado el pasado mes de julio en Barcelona como consecuencia de un tan casual como oportuno control rutinario, tras haber llegado en barco a nuestro país procedente de Francia. A lo largo de más de dos años, Falciani dedicó un tiempo de su trabajo diario a copiar los datos de 130.000 presuntos evasores fiscales. Gracias a su lista, se estima que el dinero evadido al paraíso suizo asciende a 6.000 millones de euros, repartidos entre millonarios franceses, italianos y españoles, entre los que figuraba Emilio Botín y algunos miembros de su familia. El caso del presidente del Banco de Santander fue archivado, una vez que este abonó su deuda de 200 millones de euros.
Suiza acusa a Falcani de revelación del secreto bancario, un delito que no se contempla en la legislación española, razón por la cual -mientras los jueces se lo piensan- Falcani lleva un mes en la cárcel de Valdemoro. Según la información aportada por el diario El País el pasado domingo, quince días después del arresto de Falconi, la subcomisión de Seguridad Interior del Senado de Estados Unidos hizo pública una investigación sobre la falta de controles de HSBC para detectar el blanqueo de dinero.
Cuenta el informe de esa subcomisión que los cárteles mexicanos de la droga se servían del banco suizo para introducir dinero en EE.UU., llegando a transferir a través de la filial americana de esa entidad financiera mil millones de dólares al banco saudí Al Rajhi, vinculado posiblemente con Al Qaeda. Es muy probable, por lo tanto, que además de la justicia suiza, uno de los bancos más potentes del mundo y los miles de evasores fiscales, Herve Falconi tenga otros peligrosos enemigos que puedan atentar contra su vida, tal como él teme.
El mismo fin de semana que el diario español publicaba ese interesante reportaje sobre El cazador de millonarios, el periódico The Guardian daba a conocer un informe de la organización británica Tax Justice Network según el cual la cifra que los multimillonarios del mundo ocultan en los paraísos fiscales año a año supera los 21 billones de dólares, una suma equivalente a un tercio del PIB mundial o al PIB combinado de Estados Unidos y China.
Se estima que si esta desmesurada suma de dinero pagara algún tipo de impuesto, no solo se reduciría el hambre en el mundo sino que se podría resolver, en solo un año, la crisis del euro que tanto nos afecta. Naturalmente, Suiza y las Islas Caimán figuran como dos de los reconocidos paraísos fiscales en los que se camuflan este tipo de desmanes.
Se calcula que los activos existentes en los paraísos fiscales son propiedad de tan solo 92.000 personas, lo que representa el 0,001% de la población mundial. Si los gobiernos no están dispuestos a perseguir a quienes han evadido y evaden impuestos durante décadas, sirviendose de los paraísos fiscales, y a efectuar el cobro retroactivo de tanto engaño y saqueo a las finanzas públicas, habrá que colegir -según venimos soportando- que los gobiernos otrora soberanos, elegidos democráticamente por la ciudadanía, ya no pintan nada frente a esa oligarquía mundial de potentados y delincuentes.
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