miércoles, 18 de julio de 2012

UN IVA DE LUJO: DESDE QUE SE NACE HASTA QUE SE MUERE



Alejandro Prieto


Resulta llamativo leer que el cliente se inclina por productos de marcas exclusivas porque desea y exige ser tratado con atención, cuidado y mimo. Pero, en realidad, cuál es el motivo del esmero y la zalamería, ¿la persona o su dinero? Por fortuna, también es posible encontrar una relación amable, cordial y cercana en la carnicería y frutería del barrio.

Sobre el lujo se dicen y escriben maravillas, tal como puede leerse en múltiples entrevistas, reportajes y artículos. Sin embargo, no todos los ciudadanos estamos dotados de la sensibilidad necesaria para bendecir y apreciar los placeres y beneficios sociales del mismo. Al menos, mientras la desnutrición, la explotación laboral, el tráfico de órganos, la esclavitud sexual, la corrupción y las guerras continúen siendo trazos gruesos en el cuadro o escenario global modelado hasta el momento.

Lujo sería un mundo donde los valores humanos fueran los más codiciados y preciados.Aunque, de aquí en adelante, la parte de la población que pueda sentir cierta frustración por carecer de un estatus con acceso al fasto, tendrá la oportunidad de establecer contacto con el mundo de la pompa y la ostentación, pues pagará un IVA de lujo por acudir a la peluquería, al cine o al teatro, así como por adquirir pañales o contratar servicios de defunción. O sea, desde que se nace hasta que se muere.

Hasta el presente y delicado momento, las medidas implementadas en nombre de la austeridad, el ahorro, la eficiencia y el equilibrio en las cuentas, parece que no están teniendo los efectos pronosticados de cara a los llamados mercados, esos entes voraces, implacables y de figura desconocida. Y, mientras tanto, la economía productiva, el poder adquisitivo y la confianza de la ciudadanía en las soluciones políticas, están sufriendo un desgaste que no contribuye a superar el perjudicial panorama económico, político y social que tenemos encima.

Sin racionalidad, equilibrio, honradez, transparencia y acciones dirigidas a estimular la creación de empleo digno, ¿es posible salir del cada día más profundo agujero?
APLAUSOS, RISAS Y JARANA DEL PP
Aplauden, se ríen. El jolgorio propio de un graderío en final continental animando los tantos de su equipo se lo provoca a la derecha dominante un ramillete de recortes que afecta a decenas de miles de personas, con sus familias. Y les afecta en la dificultad de la única vida que tienen. El aumento del sacrificio requerido puede ser discutible, o no, pero merece, al menos un respeto. Si la tensión de lo que en el hemiciclo tenía que suceder provocó esas desafortunadas expresiones de júbilo, pienso que los ciudadanos merecemos al menos una disculpa. Sin embargo, conociendo la catadura de quienes así se comportaron, nada espero. Envalentonados en su abrumadora mayoría se comportan como patricios reordenando el cortijo, tratando a la plebe sumisa como a deficientes acríticos (y algo de eso hay). Recuerdo aún con dolor otros aplausos de estos mismos, y una jarana semejante, cuando alegremente nos embarcaron en una guerra que años después exhibe unos logros resumibles en decenas de miles de cadáveres y una creciente inseguridad y polarización mundial. Sospecho, que como entonces, sus líderes espirituales les llevan por camino equivocado, al menos para la mayoría. Como sus armas de destrucción masiva es posible que el crecimiento y el empleo prometidos no lleguen nunca a aparecer. Mientras tanto se desternillan, jo que risa.— @El País, José Luis Peira García

A PROPÓSITO DE VIDELA Y OTROS TIRANOS
Hay rostros que nos sobrecogen. Hay individuos que, vivos o muertos, nos producen pavor. Hay episodios que, con sólo recordarlos, nos llenan de rabia, impotencia y estremecimiento. Entre esos rostros, está el de Videla, que vuelve a la actualidad no sólo como dictador y tirano, sino también como responsable de la desaparición de niños que fueron sustraídos a sus familias y entregados a en muchos casos a los verdugos de sus verdaderos padres. Por eso, al ver las fotos de este individuo, envejecido e impertérrito, no es posible no sentir escalofríos.Detuvieron a personas sin garantía alguna. Las torturaron y las masacraron. Y, como guinda, en más de un caso, se adueñaron de los niños de sus propias víctimas. Todo ello, esgrimirán, por el infinito amor a su patria. Todo ello, argumentarán, por salvaguardar el orden. Todo ello, dirán, por patriotismo. ¡Qué asco, Dios mío, qué asco! ¿Cabe mayor atrocidad que robar niños que, en muchos casos, nunca podrán saber quiénes fueron sus verdaderos padres? Y semejantes vilezas las llevaron a cabo personas que se dicen de bien, sujetos que consideran que la familia es uno de los principales pilares de la sociedad. @+@Luis Arias

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