lunes, 9 de julio de 2012

ROBOS, CÓDICES Y CONCORDATOS: PONGAMOS TAMBIÉN LA CAMA



Antonio Aramayona


¡No ofendas a Dios!”, bramó el deán de la catedral de Santiago cuando un periodista le preguntó si el Códice Calixtino no estaría mejor en un lugar más seguro que el templo. La respuesta dejó estupefacto al más pintado, pues hay clérigos católicos que no solo dictaminan dónde debe estar una joya bibliográfica medieval, sino también los cambios de humor y los estado de ánimo de su dios.

La cosa es que nos dicen que el 80% del patrimonio artístico gallego está en manos de la iglesia católica, pero nadie aclara qué significa exactamente ese “en manos de”, aunque seguramente equivale a que su propiedad pertenece en exclusiva a la iglesia católica. La SICAR (santa iglesia católica apostólica romana), no obstante, procura no hablar explícitamente del tema, pues mientras permanezca en espesa mezcolanza lo eclesiástico y lo civil, sacará siempre una suculenta tajada de los Presupuestos Generales del Estado: todo es mío, pero como también es objeto de la devoción del pueblo, te corresponde a ti la seguridad y el mantenimiento de mi patrimonio (es decir, el tocomocho).

Unos y otros, en fin, se encargaron de que la palmaria confesionalidad de las instituciones del Estado quedara patente: el Presidente del Gobierno español y el gallego, la presidenta del Parlamento y el Conselleiro de Cultura gallegos, el rector de la Universidad, el fiscal superior de Galicia, el jefe superior de la policía y un largo séquito más de representantes políticos y eclesiásticos se personaron en el Pazo de Xelmírez (palacio episcopal adosado a la catedral de Santiago) para asistir al acto de entrega oficial del Códice Calixtino al arzobispo católico por parte del Presidente del Gobierno español y del Partido Popular, Mariano Rajoy.

Por si fuera poco, nos enteramos de que la policía encontró el Códice casualmente, pues en realidad iban en busca de una maleta robada en la Catedral con 600.000 euros (que sigue sin encontrarse). O de los 1,2 millones de euros robados igualmente en la catedral (¿sin connivencia o conocimiento de nadie?), además de las viviendas compradas a tocateja para la familia.

Pues bien, así las cosas, que también la cama sea a costa del dinero público: Rajoy anuncia en el acto mismo de entrega que su Gobierno firmará un Convenio con la jerarquía eclesiástica de la localidad para “establecer un sistema de protección de los bienes del patrimonio artístico” (se admiten apuestas sobre quién costeará los gastos), así como la colaboración del Instituto de Patrimonio histórico español.

Pongamos, sí, la cama: aún vigentes el Concordato de 1953 y los Acuerdos de 1979, la iglesia católica goza de exención total y permanente de la Contribución Territorial Urbana, de los impuestos reales o de producto, sobre la renta y sobre el patrimonio, de los Impuestos sobre Sucesiones y Donaciones y Transmisiones Patrimoniales, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.

Y acabo, que, si no, el deán flamígero me coloca como palanganero en los aposentos episcopales.

ALGUNAS PREGUNTAS SOBRE EL ROBO DEL CÓDICE
¿Cuánto dinero ingresa la Iglesia Católica por el cepillo de la Catedral de Santiago de Compostela (cuyas sucesivas obras de restauración hemos pagado entre todos)? ¿Tanto como para que un electricista pueda robar cientos de miles de euros –en su casa aparecieron 1,2 millones en efectivo– sin que nadie se dé cuenta de que falta? ¿Esos ingresos se declaran? Si el deán sabía del robo, ¿por qué no lo denunció? ¿Podrá recuperar la Iglesia ese dinero supuestamente robado si no justifica que lo había declarado ante Hacienda? ¿Estamos ante un caso similar al de la monja pintora? ¿Qué hace un tesoro bibliográfico de las características del Códice Calixtino en una catedral sin protección alguna ni contra los robos ni contra su deterioro? ¿No estaría mucho mejor conservado en algún museo o en la Biblioteca Nacional? ¿Es normal que el arzobispo, el presidente del Gobierno y el deán manoseen el códice sin los preceptivos guantes con los que hay que acercarse a un manuscrito del siglo XII? ¿Y que el Dean asegurase que había escrito una marca en la última página del libro (más tarde rectificó y dijo que no eran marcas sino marcapáginas)? ¿Qué hace el presidente del Gobierno apuntándose a la foto de la recuperación del Códice? Si no hubiese aparecido, ¿habría ido a Santiago a sacarse esa misma imagen y reconocer que la Policía no lo había encontrado? ¿No tiene nada mejor que hacer el presidente del Gobierno ahora que ha terminado la Eurocopa?Y la última pregunta: alguno de los que hablan del Códice Calixtino, ¿se lo han leído?@Escolar.net

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