viernes, 13 de julio de 2012
LOS PALMEROS DE LAS BOUTADES DE LA LIDERESA AGUIRRE
Ana Cuevas
La castiza Esperanza, en plena posesión de toda su impudicia, lo mismo te anuncia con desparpajo la externalización de 26 oficios de la sanidad pública que ironiza despectivamente sobre la acogida que los madrileños dieron a la marcha minera. ¿Masivo?, ¿ah sí?, ¿de verdad fueron más de mil? Es versátil la tía.
La presidenta de Madrid tiene cuajo para interpretar cualquier papel de comedia. Negra, por supuesto. Si el género no existiera, habría que crearlo solo para ella. Yo la veo como un cruce entre Lina Morgan y Lizzie Borden. Cada vez que suelta alguna gracia, descarga el hacha a traición. Lo más sorprendente es que sus declaraciones más crueles, esas despectivas ocurrencias por las que se distingue su festival del humor, están enmarcadas por un coro de siniestras risas, aplausos y vitores.
Son estos personajes los que más me perturban. ¿Quiénes son? ¿A qué viene su alegría? España está intervenida, los ciudadanos hipotecados por generaciones con una deuda odiosa que nos ha llovido del cielo financiero. Las medidas que se aplican no son proporcionales ni equitativas. El propio nobel de economía Krugman asevera que no tienen sentido y que abundarán en más paro y pobreza. ¿De qué se ríen pues estos palanganeros de la Aguirre? ¿De la heroica lucha de los mineros? ¿Del apoyo, admiración y solidaridad que reciben de MILLONES (entérese bien, señora Aguirre) de españoles?
Yo les diré lo que pone cachondos perdidos a esta hilarante piara: las expectativas de nuevos y suculentos negocios. Como la privatización de la sanidad. Porque los jocosos palmeros de la Lideresa son los mismos altruistas entusiastas de la burbuja inmobiliaria. Esos desinteresados jaleadores que ya se lucraron con el pelotazo del ladrillo y babean ahora con las posibilidades que ofrece el business sanitario. Sus carcajadas no las provocan las boutades de Esperanza. Lo que celebran es que ven color para seguir medrando aunque sea a costa de la quiebra social.
Vamos, hablando en plata, que se están riendo de nosotros.
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