viernes, 20 de julio de 2012

LA ESPAÑA DE LA CASPA Y LA ESPAÑA DE LA CORDIALIDAD



Antonio Aramayona


Acabo de recibir un email donde una amiga me invita a abrir el enlace de un maravilloso acontecimiento: el 19 de mayo de 2012, a las 18 horas, la Orquesta Sinfónica del Vallés y algunas corales interpretan un fragmento del último movimiento de la 9ª Sinfonía de Beethoven. Poco a poco van agregándose los músicos, a la vez que la atención crece entre el público que se va congregando en la Plaça de san Roc de Sabadell. La emoción que transmiten las imágenes es muy grande.

Unos minutos antes leía en la prensa que el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol (PP), advertía a la comunidad musulmana de la localidad de que no le está permitido rezar (el 20 de julio comienza el Ramadán) en la vía pública; concretamente, en una plaza pública del barrio de san Roc (llama la atención que no tenga reparo alguno en que plazas y barrios de la ciudad reciban nombres confesionales: san Roque se hizo famoso ya en el medioevo por especializarse en ahuyentar y sanar la peste –con escaso éxito, por cierto).

El alcalde de Badalona, famoso por sus soflamas, medidas y panfletos xenófobos sin recibir reconvención alguna del Partido Popular, pide a los musulmanes que busquen “espacios alternativos para dejar de rezar en la vía pública”. Generosamente, Garcia Albiol les ha ofrecido el patio de un antiguo instituto de secundaria, a 31 euros por hora de uso, más una fianza de 6.000 euros. Como el señor alcalde no ha recibido de momento respuesta a su caritativa oferta, se cura en salud y avisa de que "no permitirá" que se reúnan diariamente a rezar 3.000 personas en la plaza pública (¿llamará quizá a los antidisturbios?).

Me viene a la mente que el verano pasado estuvieron abiertos y a plena disposición de los “peregrinos” en Madrid y aledaños, centros públicos de enseñanza, albergues, gimnasios y polideportivos con motivo de la visita del señor Joseph Ratzinger (conocido en el mundo católico como Benedicto XVI) en la Jornada Mundial de la Juventud 2011, con amplio respaldo económico y gubernamental.

Bullen asimismo en mi cabeza los tambores, las trompetas, los cofrades, los militares, los guardias civiles, los caballos, las señoras con peineta, las autoridades civiles, religiosas y militares que invaden anualmente la vía pública cada Semana “Santa” y cada fiesta de la localidad, para “rezar en vía pública”. Recuerdo, entre otros muchos casos, al alcalde de Toledo jurando públicamente defender el dogma de la Inmaculada Concepción, a mi alcalde Belloch asistiendo a misas y procesiones católicas y poniendo a una calle zaragozana el nombre de Escrivá de Balaguer, o a Juan Carlos I, a quien la Constitución Española le otorga la potestad de conservar los títulos tradicionales de la monarquía, entre ellos, Rey Católico o Su Majestad Católica.

Para espantar tanto espíritu hispanovisigótico, para quitarme tanta caspa celtibérica, descanso en el abrazo con que Beethoven me envuelve a lo largo de su novena Sinfonía y escucho la Oda a la Alegría, de Schiller: “¡Amigos, cesad esos ásperos cantos! Entonemos otros más agradables y llenos de alegría. ¡Alegría, alegría!”.
AL BORDE DE LA RUPTURA
INSTITUCIONAL
Apenas siete meses después de lograr una abrumadora mayoría absoluta, el crédito de Mariano Rajoy está casi agotado y en los corrillos políticos se especula con la posibilidad de que no llegue a acabar la legislatura, con que ceda el testigo a otro presidente con el apoyo popular suficiente como para poder aplicar los ajustes suicidas que exige el norte de Europa. “Un hombre de Aznar”, dicen algunos; “Alberto Ruiz Gallardón”, apuestan otros. Cuesta imaginar una salida así para un político como Rajoy, capaz de sobrevivir a los cuchillos internos de la derecha española después de perder por segunda vez en 2008. Pero algo vital está rompiéndose en esta democracia: estamos al borde de una ruptura institucional, con la sociedad dividida entre la clase dirigente y el 99% de los españoles. Las vallas metálicas, las porras y los furgones policiales con los que el Congreso se blinda ante los ciudadanos son la imagen de esa enorme división, de ese foso que separa dos mundos diferenciados y que mutuamente se ven hoy como enemigos. La evolución de los acontecimientos es imprevisible y se suceden algunos hechos inimaginables hace muy poco: hasta el mismísimo FMI está en contra de los tijeretazos y el malestar por la gestión del Gobierno enciende la calle, pero también indigna en los más altísimos despachos de las grandes multinacionales españolas.+@Escolar.net

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