miércoles, 27 de junio de 2012

PROSTITUCIÓN, HIPOCRESÍA Y CONTRADICCIÓN SOCIAL



Alejandro Prieto


Aun estando en vigor una ordenanza municipal que prohíbe y sanciona el ejercicio de la prostitución en la calle, leo en la prensa que el municipio de La Junquera (Gerona) se ve incapaz de suprimir un comercio sexual que, según parece, está protagonizado en gran medida por jóvenes llegadas de países como Rumanía y Bulgaria.

Por desgracia, el estado de humillación y sometimiento al que se ven forzadas millones de mujeres no es una cuestión que pueda resolverse con la mera aplicación de tratamientos basados en medidas coercitivas. Para ello, deben cambiar las circunstancias culturales y económicas predominantes en la actualidad en buena parte del mundo.

Algo que llama bastante la atención es el clima de hipocresía y contradicción social reinante ante un problema de tanto calado, pues se muestran grandes dosis de rechazo e inquietud ante la visibilidad del pecado, pero no así si este se lleva a cabo de manera subrepticia. Sin ir muy lejos, podemos encontrar buen ejemplo en el sector de la comunicación, donde los mismos periódicos o canales de televisión que ponen el grito en el cielo y denuncian situaciones de indignidad y explotación del sexo femenino, dedican tiempo y espacio a los suculentos anuncios de contactos.Da la impresión de que lo preocupante y molesto no es la sinrazón y la pobreza, sino la fea imagen que presenta.

Y, obviando los factores económicos que conducen a tan lamentable realidad, qué decir del papel jugado por los hombres en este asunto. Alguna responsabilidad tendremos, ¿no? Está claro que la búsqueda de la felicidad y el placer tiene infinitos caminos, pero ¿a cualquier precio? La verdad, nunca he llegado a comprender cómo es posible obtener satisfacción sexual con una persona coaccionada. Y si además se trata de una o un menor de edad, apaga y vámonos porque no hay resquicio por dónde cogerlo.

Para construir una sociedad más justa y decente es necesario que aportemos nuestro grano de arena.

Pintada en Salamanca. Foto de Victorino
EL RESCATE DE LAS AUTOPISTAS LO EXPLICA TODO
El rescate a las constructoras de las autopistas tiene una virtud que no deberíamos infravalorar: es sumamente pedagógica. Permite de un plumazo comprender exactamente en qué consiste el rescate de los bancos y en qué la condena de las comarcas mineras. Nos dijeron que había que rescatar a los bancos no por sus accionistas ni sus consejeros sino por esa lastimosa anciana que tiene sus ahorros en una cartilla gracias a que no fue a la oficina bancaria el día en que la iban a convencer de que pusiera esos ahorros en preferentes. Nos dijeron que no rescatar a los bancos sería un desastre para los pequeños ahorradores, esa supuesta clase media que tanto preocupa. ¿Y las constructoras de las autopistas de peaje? ¿Qué excusa tenemos ahora? Si alguien tiene sus ahorros puestos en las autopistas son sólo los accionistas que jugaron a ganar dinero si el negocio iba bien asumiendo que lo perderían si iba mal. En general quien pueda haber perdido dinero serán las grandes fortunas del ladrillo propietarias de las constructoras. La prioridad no era esa vieja con libreta sino las grandes fortunas del país. Si la prioridad fuera la vieja con libreta se podría haber cubierto sus ahorros sin rescatar el conjunto del banco, pero ella era una simple excusa para salvar a esa élite empresarial que nos ha llevado a la ruina dos veces: primero porque aquella iniciativa privada no era tan eficaz y segundo porque su ineficacia la pagamos con financiación pública (eso que llamábamos papá Estado cuando servía para ayudar a la vieja de la libreta). Si se hubieran rescatado los bancos pensando en los pequeños ahorradores ahora se habría dejado desplomar las autopistas porque no hay nada de eso en juego. Era mentira. +@ABARCA

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