lunes, 7 de noviembre de 2011

POEMA AL "MILICIANO ABATIDO" DE CAPA


Félix Población

No he tenido todavía la oportunidad de leer la novela del profesor Antonio López Alonso, que lo es de la Universidad de Alcalá de Henares, cuyo título e historia giran en torno a la foto con más calado icónico de la Guerra de España, Miliciano abatido, realizada por el húngaro Robert Capa en Cerro Muriano, Córdoba, el 5 de septiembre de 1936. El fotógrafo y la muerte quedó entre los diez libros finalistas en la pasada convocatoria del Premio Planeta, lo cual no es ninguna garantía de calidad, vistos los bodrios victoriosos que salen al mercado con esa vitola comercial.

Como es bien sabido, sobre la instantánea de Ernö Andrei Friedmann (nombre real de Capa) se despacharon últimamente todo tipo de suposiciones, tendentes la mayoría a creer que el fotógrafo no reflejó con esa imagen un hecho real -la muerte en combate del miliciano anarquista Federico Borrell García-, sino que esa circunstancia no se dio realmente y la fotografía fue fruto de un artificioso montaje. Casi está de sobra aclarar que esta interpretación fue aireada principalmente por aquellos medios que dan una versión revisionista de la Guerra Civil y del periodo histórico que la precede, pues dejaría en mera propaganda la información de combatividad y coraje enunciada con una imagen verídica.

En su excelente libro sobre Gerda Taro (Gerta Pohorylle) , compañera y colega de Capa, y autora a su vez de un álbum de imágenes de sumo interés sobre la vida cotidiana en la contienda (Taro murió en un accidente durante la misma en el frente de Brunete), el periodista Fernando Olmeda asegura que los depositarios de la memoria de Robert Capa y la mayoría de los especialistas no tienen ninguna duda sobre la autenticidad de la foto del Miliciano abatido, aunque sigan difundiéndose opiniones en contra. La última biografía publicada sobre el fotógrafo también da por verídica la intantánea de Capa.

El escritor y catedrático de Traumatología de la Universidad de Alcalá de Henares, López Alonso (Trefacio, Zamora, 1954), no toma partido en esa polémica, al menos públicamente. Aunque tenga su propio criterio al respecto, se limita a sugerir su libro para que el lector saque sus conclusiones, consciente de que cualquier adelanto sobre las mismas destriparía posiblemente el desenlace de una historia concebida como ficción, no como ensayo. El protagonista del relato es un joven forense que, fascinado por la relevancia de la fotografía, opta por indagar en la misma, al tiempo que bucea en las personalidades del autor y su personaje.

Ateniéndonos a la muerte real del anarquista citado y a su extraordinaria plasmación como documento gráfico de indudable valor testimonial, he encontrado hace unos días un poema de Fernando Redondo que dice probablemente lo que Capa dejó impreso con el punto de mira de su cámara, gracias a la agilidad casi azarosa del golpe de vista del autor, factor que tantas veces ha contribuido a prestigiar el extraordinario valor informativo/presencial de la fotografía como herramienta documental de la historia.

Dice el poema: "Te ungiste de valor, pero una bala/ te partió el corazón en pleno vuelo,/y en esa hora mala,/en ese aciago día,/contra el telón de aquel incierto cielo,/ la cámara hizo eterna tu agonía,/ el último alentar y el sufrimiento./ Y fue inmortal tu muerte, congelada/ en la sombra al revés de un negativo./ De tu ideal, tu ardor y tu motivo/ no se registra nada/ en la placa del óptico instrumento./ Pero en ese momento,/ con la boca apretada,/ aún sostienes el arma con tu mano/ cuando por los barbechos,/ áridos del secano,/ polvorienta, cereal y ruda alfombra,/ te aprestas a fundirte con tu sombra".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que la memoria dé poesía es síntoma de que vive por más que la oculten.

Anónimo dijo...

Esa memoria no puede estar bajo la tierra.

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