martes, 8 de noviembre de 2011

EL DEBATE RUBALCABA/RAJOY Y LOS VOTOS DE LA INDIGNACIÓN


Félix Población

Como bien deberían saber Rubalcaba y Rajoy, la indignación es un estado de ánimo que afecta a una proporción nada desdeñable de la sociedad española. No puede ser de otro modo en un país con los alarmantes índices de desempleo del nuestro y una política incapaz de resolver un poblema de tan grave magnitud. La indignación es algo que durante los pasados meses ha estado presente en las calles y plazas de España con una masiva presencia popular en algunas convocatorias, como la del pasado 15 de octubre en Madrid, descaradamente camuflada por la mayoría de los medios de información.

Entra dentro del guión que el líder del Partido Popular no hiciera ayer ninguna alusión al Movimiento 15-M, que en un principio el pulquérrimo Pons vaticinó como algo que sería de comprender en nuestras ciudades, cuando el vicesecretario de Comunicación del PP valoró el arranque de las protestas ciudadanas en Egipto. Ese movimiento, al día de hoy, no representa para su partido más que lo que su presidente Aznar dejó dicho al situarlo en los márgenes del radicalismo y la ultraizquierda.

Yo no sé si en la previsión de guión de Pérez Rubalcaba, que a mi juicio verificó ayer una muy resuelta, entonada e inteligente denuncia de la ambigüedad latente y premeditada que se da en el programa electoral de su adversario -hasta el punto de reconocerle Rajoy que no iba mal en el debate-, se suscitó en algún momento la posibilidad de aludir a la indignación ciudadana, aunque solo fuera de refilón.

Lo hubiera podido hacer el candidato socialista cuando se refirió a la idea de realizar unas mínimas reformas en la ley electoral, que el Movimiento 15-M considera totalmente ajena a la democracia real que reivindica, pero se conoce que tanto él como sus asesores estimaron desechable la referencia. Sí le interesó a Rubalcaba, sin embargo, cuando le tocó poner punto final al debate, hacer una llamada a los ciudadanos que podrían optar el 20-N por la abstención, llevados por la indiferencia y/o el desencanto, consciente de que la pérdida de votos más notable de su partido suele proceder de quienes no acuden a las urnas.

Como el candidato del PSOE hizo esa llamada a los indiferentes y olvidó a lo indignados, a pesar de constituir este movimiento un estado de opinión crítico de los más relevantes y estimulantes que se han dado a lo largo del vigente periodo democrático, cabe reprocharle a Rubalcaba esa grave omisión. Si lo hizo porque su partido no espera cosechar votos en ese ámbito, malo. Si le dio la espalda porque ese movimiento no le merece consideración, peor.



+@EL COLOR DE LA CORBATA
Alejandro Prieto

Son otras cosas las que interesan, no el color de la corbata
Que si miden tanto y tienen cual peso, que si les gusta tomar vino o agua en la comida, que si comen postre o se mantienen alejados del dulce, que si practican tal deporte varias veces a la semana, que si cuidan más o menos su estética…
En fin, todo un abanico de cuestiones personales acerca de los candidatos a las próximas elecciones que, en mi opinión, despiertan escaso interés en una población golpeada y preocupada por los efectos de una crisis de la que, hasta ahora, parece desprenderse una certidumbre: la merma de las posibilidades y condiciones de vida de los ciudadanos.
Asimismo, ¿no resulta desmesurada y fuera de lugar la preparación escénica para llevar a cabo los debates televisivos entre aspirantes de diferentes partidos? De momento, aún no conozco a nadie que haya cambiado el sentido del voto debido al diseño de una corbata o la altura de una mesa. Son otras cosas las que interesan.

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