martes, 27 de septiembre de 2011

EL SUEÑO DE LOS ESPECULADORES SE HACE CON LA PESADILLA DE LOS TRABAJADORES


Lazarillo

La foto llama la atención y es toda una señal de alarma que debería encenderse en los corazones de la solidaridad global. Un padre sostiene en brazos, con rostro de desesperación, a su hija de pocos años, llena de miedo y lágrimas, en la plaza ateniense de Sintagma, donde está teniendo lugar la enésima manifestación de la ciudadanía ante la pesadilla que está viviendo aquel país.

El director de cine Filippos Tsitos, que acaba de ganar en el festival de San Sebastián la Concha de Plata con su película Mundo injusto, explicaba ayer la situación que viven los griegos con estas palabras: "La crisis tiene su origen en que la gente solo se ocupaba de conseguir dinero, sin importarle cómo. Tsitos refleja eso en su nuevo film y en el anterior, Academia Platón: "La corrupción está por todas partes. En Grecia se desarrolló una rama particular de capitalismo que consistía en trabajar todos juntos en contra del Estado. El panorama es muy pesimista. Estamos metidos en una trampa sin salida. Inversores de otros países metían dinero en el país bajo la promesa de retornos altísimos, y ahora quieren su dinero de vuelta, con los beneficios planeados. Esa gente es la que está manejando toda la situación. Cuando la crisis llegó, el país más débil de la UE, Grecia, fue el primero en caer. Hubiera sido lógico intentar llevar al país a una bancarrota controlada para cortar las deudas, pero lo que han hecho ha sido obligar a los países de la UE a prestarle dinero a Grecia para que esta se lo devuelva a los bancos. ¿Cuál es el final? Es imposible que funcione. Si no lo paran, no habrá fin".

Cuando algún día esta crisis global de la economía quede reflejada en los libros de historia de nuestros nietos, habrá que recurrir a la foto de la agencia Associated Press como la imagen más idónea para describirla. Es probable que la distancia de falso consuelo con la que ahora la observamos desde España se vaya reduciendo en el porvenir. Por eso conviene que la retengamos en nuestra memoria, sobre todo si leemos las declaraciones de un agente de bolsa, Alessio Rastani, ayer en la BBC, asegurando que en menos de doce meses los ahorros de millones de personas se van a desvanecer.

El tal Rastani confiesa, además, que espera ese agravamiento para hacerse más rico, convencido de que el fondo de rescate europeo está condenado al fracaso. Nada se podrá hacer, según él, para evitar una nueva recesión porque los líderes políticos no gobiernan el mundo. Es Goldman Sachs quien lo hace. Así, en un acto de sinceridad que le deshonra, el agente de bolsa reconoce que "realmente no importa si van a arreglar la economía, porque nuestro trabajo es hacer dinero con toda esta situación. He estado soñando con esto durante tres años". De esta pasta confiesa que son sus sueños cada noche, cuando se va a la cama. La recesión los colma.

Es muy probable que Rastani nunca llegue a conocer la razón y la emoción del abrazo de una hija como la que lleva en sus brazos el ciudadano griego de la fotografía. El objetivo de un especulador en bolsa es ganar dinero a costa de la multiplicación de esa imagen en todas las plazas donde la indignación crezca contra la cultura de la codicia y el dinero como sueños cumplidos. Como decía ayer la periodista francesa Florecence Noiville, autora de un libro titulado "Soy economista y pido disculpas", las élites financieras son cada vez más ricas y no sólo los pobres son más pobres, sino que se ha creado una clase que sufre mucho la crisis que es la de los trabajadores pobres: mal pagados y aguantando recortes de sueldo y unas pésimas condiciones laborales. "Es intolerable que empresas con beneficios sigan despidiendo gente porque quieren dar más beneficios a sus accionistas. Es urgente darse cuenta que esto sólo puede desembocar en tensiones sociales que nadie sabe si serán manejables".

Deberíamos prepararnos a conciencia para hacer despertar de sus sueños a quienes están prodigando la pesadilla y la indignación por las plazas Sintagma del mundo. "Tenemos que definir un modelo basado en la razón, la ética y la humildad", afirma Noiville.

+@Papa, ¿por qué me pegan?


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