miércoles, 28 de septiembre de 2011
MÉXICO: EL PERIODISMO COMO RIESGO DE PENA DE MUERTE
Félix Población
María Elizabeth Macías Castro era redactora jefe del diario Primera Hora de México. Su cadáver apareció descuartizado el pasado sábado, lo que denota la saña con que la ejecutaron sus asesinos. La muerte de esta profesional de la información, que utilizaba el seudónimo de La Nena de Laredo en las redes sociales para denunciar en su país las actividades del crimen organizado, es la duodécima en lo que va de año contra quienes ejercen su mismo oficio.
Nueve de esos asesinatos han ocurrido en los últimos tres meses, por lo que todo parece indicar que, en lugar de tomar medidas para evitar esa sangría que sitúa a México como el país más peligroso del mundo para los periodistas, el gobierno de Felipe Calderón no hace nada o evita hacer lo que debería, que es peor. Es lo que acaba de reprocharle la Sociedad Internacional de Prensa (SIP) al asegurar que Calderón no tiene la voluntad política necesaria para iniciar una estrategia que ponga fin a tanta violencia y garantice la plena libertad de prensa.
El presidente de esa asociación recuerda que hace un año el presidente mexicano aseguró a la SIP que redoblaría sus esfuerzos para garantizar la seguridad de los reporteros e impulsaría una reforma para que los crímenes contra periodistas fueran tratados como delito federal. Existe lentitud y desidia entre los legisladores para aprobar esa iniciativa, teniendo en cuenta que tal lacra afecta al país desde hace demasiados años, con casi un centenar de víctimas en las dos últimas décadas. ¿Sería tan indiferente la actitud de la comunidad internacional si esos crímenes se dieran en Ecuador o Venezuela?
Hace once meses se reunió en Mérida la Comisión Especial de la Cámara de Diputados que trata o debería tratar tan sangrante asunto, sin que hasta ahora se haya producido un solo avance al respecto. Antes bien, y dado que el número de periodistas asesinados superará en 2011 el de los últimos años, tal parece que la sola previsión de esa iniciativa ha incentivado la pena de muerte aplicada por la delincuencia organizada del narcotráfico contra los profesionales de la información.
La falta de acción del gobierno para salvaguardar algo tan esencial en un país democrático como es la libertad de expresión, esta generando en los medios de comunicación mexicanos -como no podía ser de otra forma- una cultura cada vez más patente de la autocensura, con lo que eso representa como tósigo y carcoma de la libertad de informar y del derecho ciudadano a ser informado.
Se podría decir sin temor a exagerar que tal como están las cosas y si no se pone remedio, quienes se dedican en Mexico a informar sobre el narcotráfico tienen tres opciones para evitar el alto riesgo que implica su profesión: el silencio, la tumba o el exilio. Téngase en cuenta, además, y para refrendar el valor que le echan quienes aún así persisten en su muy comprometida tarea, que según una encuesta publicada recientemente casi un 80 por ciento de los periodistas iberoamericanos ganan menos de mil dólares al mes, de los que casi un 40 por ciento no superan los 500.
+@"Estamos de violencia y de guerra hasta la madre".
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