miércoles, 21 de septiembre de 2011

AZNAR, BARRICK GOLD Y EL GOLPE DE ESTADO CONTRA CHÁVEZ


Lazarillo

Aznar tiene una nueva ocupación y un sueldo más. Ni uno ni otro hubieran sido posibles sin el voto de los españoles. El ex presidente del Gobierno es el fichaje estrella de la empresa minera Barrick Gold Corporation, la más poderosa del mundo en la extracción de oro a cielo abierto. Ha sido nombrado miembro del consejo asesor. Algunos periódicos dicen que se conocen pocos detalles sobre este nombramiento, pero Decio Machado, desde Ecuador, comenta en Diagonal algunos que nos parecen muy substanciosos. Como por ejemplo quién es el vicepresidente ejecutivo de la trasnacional canadiense, Jamie Sokalsky, y cuáles son sus afanes: una producción anual de nueve millones de onzas de oro antes de un lustro.

Aznar llega a la compañía a través de George Bush, que está en el directorio de Barrick Gold. También está Gustavo Cisneros, uno de los mayores potentados del continente, el mismo que estuvo implicado en el golpe de Estado contra Chávez en 2002, según la revista Newsweek, publicación en la que se dijo además que se entrevistó con el golpista Pedro Carmona antes de que éste jurara como presidente por un día en el palacio gubernamental de Caracas.

Se debe recordar asimismo que Aznar pasó unas provechosas vacaciones en febrero de este año en la mansión que Cisneros tiene en Santo Domingo (República Dominicana), en compañía de George H. W. Bush, su hijo George W. Bush y el primer ministro de Canadá, Brian Mulroney. ¿Se decidió ahí la incorporación de Aznar al lobby de Barrick Gold? En Diagonal se afirma que sí y se da cuenta a continuación de los desaguisados medioambientales que esa compañía canadiense está cometiendo en la propia República Dominicana y en los yacimientos de Pascua Lama, en la frontera entre Chile y Argentina.

Entre las denuncias contra Barrick Gold no se puede pasar por alto que la compañía estuvo involucrada en los sucesos de Tanzania de 1996. Medio centenar de mineros artesanales (pirquineros) de la mina Bulyanhulu fueron poco menos que enterrados vivos por el apuro del Gobierno en desalojar el lugar y rellenar los pozos con tierra. La empresa intentó censurar el libro que contó esa historia, escrito por A. Deneault, D. Abadie y W. Sacher. El título lo dice todo: Noir Canada. Pillage, corruption et criminalité en Afrique.

También en el último número de Diagonal podemos leer una entrevista con W. Sacher, uno de los autores de ese libro, donde se denuncia que Canadá permite a las empresas mineras servirse de los paraísos fiscales y se las acusa de destrucción de ecosistemas, envenenamiento de poblaciones, corrupción y expropiaciones brutales, así como de la financiación de grupos armados al inicio de la guerra en la República Democrática del Congo.

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