martes, 19 de abril de 2011
JOSÉ MÚJICA: NO ES POSIBLE EL SOCIALISMO EN SOCIEDADES SEMIANALFABETAS
Félix Población
Llama mucho la atención la fotografía de José Mújica, presidente de Uruguay, abrazando un gran ramo de flores recién cortadas del huerto de la modesta chacra (vivienda agrícola) donde sigue residiendo desde hace más de veinte años. Mújica no gasta residencia presidencial después de treces meses de mandato y se siente muy a gusto con los cuarenta y cinco metros cuadrados de su casa sencilla de agricultor. Los comparte con su compañera, la senadora Lucía Topolanski, que durante la entrevista publicada el pasado domingo por el diario El País doblaba la ropa que acababa de descolgar del tendal.
En tan doméstico y sencillo escenario, la magnífica periodista Soledad Gallego-Díaz abordó una plática que no tiene desperdicio por las inteligentes declaraciones de Mújica sobre todas las materias tratadas, con la anulación de la Ley de Caducidad -vigente desde 1986- como primer asunto. La interviú tiene aún más valor si se compara con la entrevista precedente en la paginación, un diálogo con Silvio Berlusconi off the record en el que una de la materias fundamentales fue las veladas bunga bunga que Il Cavaliere disfruta en sus lujosas residencias gracias a los auspicios del periodista Emilo Fede, sobre cuyo pene hace alguna chanza el presidente italiano. Si la distancia cívica que media entre la vieja Europa y la renaciente América Latina la dieran estos dos mandatarios, el porvenir del viejo continente sería tan oscuro como estimulante el que aguarda a los países de la otra orilla.
De entre todo lo que dijo Mújica a la corresponsal del diario El País me quedo con varias declaraciones. La primera se refiere a la posibilidad de que una izquierda latinoamericana democrática haya dado nuevas esperanzas a un importante sector de la población. “Parecería que la izquierda que queda en el mundo se refugia en América del Sur –responde el presidente uruguayo-. Pero no. La izquierda es vieja como el hombre. También la derecha. El hombre tiene una cara conservadora y tiene una de cambio; es parte de la condición humana. El hombre va a vivir con esa contradicción. La cara conservadora, que tiene sus razones muy serias, porque no se puede vivir cambiando todos los días, cuando se hace crónica y cerrilmente cerrada, deja de ser conservadora y se hace reaccionaria. La cara de izquierda, cuando es tremendamente radical, se hace infantil. El partido lo resuelven quienes están en el centro, que son la mayoría.”.
La periodista pone el ejemplo de Lula da Silva, que para arrastrar ese centro tuvo que atemperar sus propias ideas, y le pregunta a Mújica si siente él en su país que le critican por ser excesivamente moderado, a lo que su entrevistado contesta: "Sí, eso va a estar ahí, inevitablemente. Lo que sucede es que nosotros queremos repartir mucho, por eso vamos despacio. A nosotros, filosóficamente, no nos gusta el capitalismo, ni por asomo. Desde ese punto de vista, tenemos una concepción socialista del hombre. Pero pienso que no es posible construir el socialismo con sociedades de semianalfabetos. El capitalismo tiene que cumplir un ciclo importante, multiplicar los medios, multiplicar el conocimiento y la cultura y va a terminar siendo sepulturero de sí mismo, porque también nos va a hartar con sus despropósitos y con la cantidad de injusticias que comete".
No podía falta en la charla la cuestión sobre el papel decisivo de Brasil como potencia emergente en el porvenir de América Latina. José Mújica apuesta por la unidad de todas las repúblicas, en contra de la posibilidad de que ese país emprenda un camino colonizador, que sería totalmente improcedente en los tiempos que corren. En ese sentido asociativo va a ser clave, a su juicio, la sintonía entre Brasil y Argentina. Por eso no comparte la teoría de que haya dos polos en América Latina, uno en Brasil y otro en Venezuela: "Nosotros estamos luchando porque Venezuela entre en el Mercosur. La antinomia que puede haber con Hugo Chávez es de patas cortas porque se olvida de que los Gobiernos pasan y los pueblos quedan. Y Venezuela es un gran país, estratégico. Quiero ver qué hace Europa el día que Rusia vaya a golpear en la puerta y quiera entrar”.
1 comentario:
Le mjor lección es esa del abrazo de flores en una huerta campesina. Comparen a Mújica con González o Aznar, forados de dinero por sus puesto de asesoría en empresas privadas.
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