martes, 16 de noviembre de 2010

¿SABÍA TRINIDAD JIMÉNEZ QUÉ IBA A PASAR EN EL AAIÚN?


Félix Población

Los únicos testigos con los que cuenta España para saber qué ocurrió en el asalto al campamento saharaui de El Aaiún son dos cooperantes, Silvia García y Javier Sopeña, que acaban de llegar a Madrid, y otros dos que han ofrecido un vídeo desde su escondite en aquella capital, Antonio Velázquez e Isabel Terraza. Se podrá objetar que su relato no es objetivo porque defienden los derechos de aquel pueblo, pero hay algo que no se nos puede pasar por alto: su valor y generosidad al empeñarse en tal compromiso y compartir con la comunidad saharaui los riesgos contraídos al permanecer a su lado durante el asalto marroquí.

Por eso son muy de valorar las declaraciones de esos jóvenes, movidos por un ideario y un sentimiento de solidaridad y justicia, en contraste con la actitud amedrentada del Gobierno de España, que por tener contraídos una serie de intereses económicos y geopolíticos con Marruecos y no molestar a las potencias aliadas de ese país, se excusa en una falta de información fiable para no reaccionar como de seguro lo haría si no fuera Marruecos el país implicado.

De momento, cuando ya ha pasado más de una semana del brutal desmantelamiento del campamento saharaui, el testimonio de los citados cooperantes es la única versión directa de lo que ocurrió en Agdaym Izik con la que se puede contar en España. Comportándose como un régimen dictatorial, Marruecos ha conculcado el derecho a la libertad de expresión, impidiendo que los medios de información españoles pudiesen ejercer esa facultad en el territorio saharaui.

Dicen los activistas españoles prosaharauis que ellos estaban informados de la posibilidad de que el campamento fuera desmantelado fechas antes de que sucediera. Según la ministra Jiménez, que se reunió con su homólogo marroquí cinco días antes del asalto, ella no tuvo noticia de la misma hasta que ocurrió, lo cual resulta un tanto extraño si se tiene en cuenta que hasta los propios saharauis la esperaban.

Sería muy grave que nuestra titular de Exteriores no hubiese hecho lo posible por evitar el asalto, de saberlo o intuirlo, y sería muy sintomático que su homólogo marroquí no se lo hubiese participado, pues denota el único método con el que Marruecos está dispuesto a resolver el contencioso saharaui, sin contar para nada con España.

Hoy visita Madrid el ministro del Interior marroquí, máximo responsable de lo ocurrido en Agdaym Izik, y habrá que ver los malabarismos retóricos de que hará gala Pérez Rubalcaba para no incordiar a su homólogo. Entre otras atenciones, el Gobierno de Madrid ha dispuesto que no haya preguntas de los periodistas en la conferencia de prensa. Era lo que faltaba para colmar el silencio sobre la verdad y dar cancha a las versiones oficiales, después de que los informadores españoles fueran maltratados y expulsados de Marruecos por tratar de cumplir su oficio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y aspira Pérez Rubalcaba a ser el candidato en las próximas elecciones generales?

Anónimo dijo...

Es la hostia, sin paliativos. Menuda tropa.Que les vote su tia, aunque la verdad es que los peperos producen pavor.

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