Lazarillo
Llama mucho la atención la fotografía publicada ayer domingo en el diario El País en la que Esteban Pons, vicesecretario general del Partido Popular, abraza a un representante del Frente Polisario en el transcurso de la manifestación celebrada en Madrid para protestar por el asalto marroquí al campamento de El Aaiún. Posiblemente muchos lectores hayan reparado que el señor Pons lo hace con los ojos cerrados, como si quisiera privar de consciencia el hecho, porque personalmente no creo que le mueva un sentimiento tan profundo como para sentirse arrobado por el abrazo.
En el mismo periódico se publicaba ayer también una larga entrevista con el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en la que se mostró a favor de mantener la ley del matrimonio homosexual si así lo dictaminase el Tribunal Constitucional, algo que podría interpretarse como un relevante atisbo de heterodoxia en la línea oficial de su partido, máxime después de la defensa del matrimonio natural que hizo el Papa en su reciente visita a España.
Tanto el abrazo saharaui de Pons como las declaraciones del alcalde de Madrid, en vísperas de las elecciones autonómicas en Cataluña y a unos meses de los comicios municipales, podrían dar a entender que en la dirección del Partido Popular se da cierto clima de pluralidad democrática a la hora de diseñar una estrategia ante las urnas. Esto es, que con tal de sustraer votos al PSOE desde un centrismo moderado, podrían darse este tipo de gestos. Al fin y al cabo, el voto de la derecha pura y dura y hasta el de la ultraderecha más reaccionaria lo tienen asegurado en Génova.
Personalmente tengo muy claro que con el Partido Popular en el Gobierno, la ley del matrimonio homosexual sería derogada y que la actitud de un ejecutivo conservador con Marruecos sería muy similar a la que mantiene el actual ante el problema del Sáhara Occidental, aunque se dieran las mismas y deplorables circunstancias que se están viviendo en aquel territorio. Así ha venido ocurriendo, desgraciadamente, desde hace 35 años con los gobiernos de uno u otro signo. Creo que únicamente la demagogia y el afán de desgastar a Zapatero mueven también al PP en esta materia.
Hay otra frase muy significativa en la entrevista con Gallardón en relación con el Tea Party norteamericano que sin duda contará en la estrategia electoral del Partido Popular a partir de ahora: La pregunta no es cuántos votos les ha dado (el Tea Party) a los republicanos en las últimas legislativas, sino cuántos les puede quitar en las próximas presidenciales, cuando intimide al votante de centro.
PS.- Espero que la heroica gesta del Peñón de Perejil no se utilice como argumento a favor de otra política posible con Marruecos por parte de un Gobierno del PP.
+El homenaje de Aznar a Berlanga (Escolar. net)
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