martes, 21 de septiembre de 2010

LABORDETA: HABRÁ UN DÍA EN QUE TODOS...


Lazarillo

Conocí a José Antonio Labordeta a finales de los años setenta en su casa de Zaragoza. Por aquellos tiempos recorría yo España, junto a mi compañero el escritor y periodista Javier Villán, después de haber sido aprobada por el director de nuestro periódico mi idea de verificar una serie de reportajes sobre las renacientes culturas de las nacionalidades y regiones. Tratamos, por lo tanto, a cuantos escritores, políticos, poetas, cantautores, actores, periodistas e intelectuales tenían una relación directa con ese ámbito. Con el material de aquellos viajes se publicaron después varios libros.

Recuerdo que Labordeta fue de los pocos que nos recibió en su piso y que nuestra conversación se prolongó mucho más de lo esperado, por lo grata, intensa y cálida que resultó su plática. De aquel recuerdo, pasados tantos años, sólo tengo ahora la impresión de calidez que me inspiró su persona y la campechana sencillez con que José Antonio nos ventiló los siempre sutiles recovecos de la cultura, algo en lo que tantos otros suelen poner ese halo insoportable de pedantería que diluye todas sus intensidades. También guardo memoria de lo que nos dijo a propósito de nuestros objetivos y ruta viajera como periodistas: Eso es lo que más me gustaría hacer a mí algún día.

Lo hizo bastantes años después, y muy bien y a gusto de todos, cuando tomó su mochila y se asomó a las pantallas de nuestros televisores contándonos su andadura por los pueblos y ciudades de España con la proximidad, calidez y llaneza de estilo que tan acertadamente manejaba en la distancia corta.

De José Antonio Labordeta nos quedará para siempre su voz, poniendo cálida y firme sonoridad a las letras de sus poemas. De su experiencia como parlamentario se ha resaltado estos días una muy breve y rotunda exclamación dirigida a la bancada más cerril del Partido Popular, incapaz de guardar silencio mientras el cantautor/diputado hacía uso de la palabra en una de sus intervenciones: ¡A la mierda!

Yo no sé si en la memoria de los diputados conservadores esta exclamación ha tenido más poso recordativo que el canto a la libertad de José Antonio, entonado por este país cuando más lo reclamaba y por el que siempre lo recordaremos con cariño, pero no se ha destacado precisamente la bancada popular en sus muestras de condolencia por la muerte Labordeta. Yo diría que algunos dirigentes del PP hasta han tratado de evitarlas, por muy mal que sonara su silencio.

2 comentarios:

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

¡Pues que se vayan a la mierda!

Anónimo dijo...

Pero sonó mucho...su silencio.

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