TRES MUJERES PUEDEN DECIDIR EL GOBIERNO DE MADRID

Lazarillo

Reparo en que el nombre de Trinidad Jiménez, como posible candidata a la presidencia de la comunidad de Madrid por parte del PSOE, ha causado cierta inquietud en el Partido Popular, que ni la quiere de ministra ni de candidata, pues sabe que de su solvente condición en su actual cargo deriva el que pueda ser una dura contrincante de la lideresa Aguirre.

También reparo en que a esa inquietud añade el PP otra más vieja en esa misma perspectiva, que proviene asimismo de otra mujer, Rosa Díez, a quien los sondeos vienen dando como responsable de que Esperanza Aguirre no obtenga la mayoría en las próximas elecciones autonómicas, pues Unión, Progreso y Democracia (UPyD) restará posiblemente más votos a la derecha que al Partido Socialista.

Si el PP no obtiene la mayoría y el PSOE más Izquierda Unida no consiguen los suficientes escaños para superar a los populares, el concurso de Rosa Díez va a ser decisivo para decantar la gobernación en la comunidad madrileña. Para que haya pacto entre cualquiera de los dos partidos mayoritarios y el de Díez, sin embargo, tiene prevista la máxima dirigente de UPyD una condición indispensable que tanto al PP como al PSOE les va a ser difícil aceptar: la reforma de la ley electoral.

Lo ha venido diciendo y repitiendo Díez muchas veces: su partido no participará en ningún gobierno autonómico sin que sus socios no se comprometan antes a cambiar la actual ley electoral en el transcurso de la vigente legislatura. Puede que parezca una condición excesivamente radical y que doña Rosa la sustituya u olvide a la postre por acuerdos en otras materias de más hacedera conformidad.

Lo sabremos en cuanto Díez tenga la certidumbre de ser la llave en el gobierno regional madrileño, algo que ciertamente parece más que probable. Lo era antes de que se produjera la posible candidatura de Trinidad Jiménez a la presidencia de la comunidad de Madrid y lo seguirá siendo en las encuestas si la misma se confirmara en octubre.

Si se diera finalmente la posibilidad de que la candidatura de tres mujeres pudiera decidir el próximo gobierno regional de Madrid, cabría preguntarse cuándo una alternativa semejante podría darse para decidir el gobierno del Estado.